La contracrónica: Un trago menos

0
-publicidad-

Una jornada menos para que arranque la Liga 18/19. Un día menos para ir a Múnich a ver si el karma de Arturo Vidal lleva la misma cresta y no es tan bobalicón como él. La competición doméstica comenzó provocándonos arcadas y ahora solo nos aburre. Antes, al menos, nos enfadaba, pero ahora ni eso. Son solo páginas en blanco. Leemos noventa en cada partido. Desaprendemos.

Sin embargo, hay que ver el vaso medio lleno siempre. Aunque solo sea para que vean que no nos cabe más mierda de la que estamos bebiendo y opten por dejar de rellenarlo. Sorbito a sorbito. Pequeños. Son 38 tragos. Quedan seis y los tomaremos con Vallejo, el gran descubrimiento de este larguísimo tramo final hacia la linea de meta. Una meta a la que llegaremos y ya estará con la cinta rota por el campeón.

El maño está comenzando a parecerse a aquel jovenzuelo nacido en 1997 que portaba el brazalete de capitán de un Zaragoza que competía por el ascenso. Un central chapado a la antigua. Con la salida de balón justa para no provocar taquicardias, pero con la contundencia de un portero de discoteca. Seguridad ante todo. El resto, matices solo al alcance de Guardiola. Chygrynskiy era un matiz. Un cojonudo matiz.

Ves cómo se las gasta el brutote de Jesús y aún da más lástima Theo. Uno lleva la camiseta del Madrid porque no puede ir desnudo y al otro se le hace escayola. Lo que demuestra que en Chamartín no triunfa el que más calidad tiene, sino el que sufre menos vértigo cuando se asoma por la corona del escudo y ve el abismo que se construye a partir de ahí.

A Isco también le da igual todo. No le pesa nada. Ni siquiera su fútbol, que soporta toneladas de argumentos. En su casa, Málaga, se ha paseado en babuchas. Partido descomunal ante los suyos, quienes incluso le han cantado «¡Tírala tú!» cuando a los locales les tocaba lanzar una falta al borde del área de Keylor Navas minutos después de que ‘Magia’ (así le conocen en el vestuario y así reza el tatuaje que lleva en su brazo derecho) inaugurara el marcador con un fantástico tiro libre.

Hoy también ha sido el día en el que ha vuelto Sergio Ramos. Su ausencia ante la Juventus nos demostró que no podemos vivir sin él. A lo largo de la temporada se conecta y desconecta cuando quiere, pero el equipo no sabe mantener el pulso si no está. Por suerte, en Champions siempre funciona al más alto voltaje.

Muertos en España, vivos en Europa. Cada vez queda menos para saber con qué calidad de vida terminaremos la temporada. Este Madrid nos está acostumbrando a vivir a cuerpo de rey.

Compartir
Mientras intentas descubrir algo más sobre mí en estas líneas yo me ando paseando por algún lugar de Barcelona con el escudo del Real Madrid en el pecho. Desconozco si soy un valiente o un imbécil, pero me excita. Son tantos los que me miran mal como los que empatizan conmigo. Así que si algún día desaparezco que sepáis que o me han matado a palos o a besos. Y si eso ocurre… ¡Que nos quiten lo escrito y leído por aquí! Eso sí, ¿hablaréis bien de mí, no? ¡Más os vale!