MAL – RM: La cabeza en el Bayern

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Si la Liga era desde hace ya unos meses un engorro, ahora, a dos partidos de que en el control de pasaportes verifiquen el que te puede llevar a Kiev, más todavía. El Real Madrid visita La Rosaleda (20:45, Movistar Partidazo) para enfrentarse a un Málaga desplomado, colista, cuatro victorias en toda la competiciónl, sólo 19 goles a favor, en un partido en el que se podría perfectamente disfrazar de alemán, ponerse calcetines blancos y chanclas, una camisa de cuadros rojos y blancos y sacar fotos hasta de los chicles pegados a las aceras para completar un álbum turistero.

Es la Champions, sí, la tabla de salvación del Real Madrid este curso, y encima con el hueso del Bayern en semifinales, un todo o nada. Así que la visita a La Rosaleda no deja de ser un trámite: el Real Madrid necesita, en las siete jornadas que le quedan por delante, 21 puntos, sumar tres victorias siempre y cuando el Betis gane los seis encuentros que le restan por disputar, para asegurarse plaza en la Copa de Europa el curso que viene, lo máximo a lo que puede aspirar a estas alturas.

El partido es también un trámite para un Málaga que se va a Segunda tras el mal año realizado debido a los desmanes de su propietario, el mismo que ha dejado que su juguete se quede sin pilas vendiendo como un poseso a sus mejores jugadores y sustituyéndolos por piezas que no han dado el nivel. Así que su trayectoria no es más que la crónica de una muerte anunciada.

A estas alturas de la película, ya casi dan igual los onces: de lo que se trata es que, de los titulares en liza, ninguno sufra un percance que le pueda impedir estar presente ante el Bayern. Cristiano, Bale, Varane y Modric no entraron en la lista. Un partido menos o un partido más, según se vea. Que llegue el Bayern cuanto antes.

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Yo vi jugar a Del Bosque, así que llevo unos cuantos años yendo al Bernabéu. Socio desde 1986, mis recuerdos van ligados al Madrid del Di Stéfano entrenador, el de los cinco subcampeonatos, que me forjó en madridismo ante los malos tiempos, y al de la Quinta del Buitre, la poesía y las pelotas hechas fútbol. Desde 1996 dando la barrila en esto del periodismo deportivo, aunque hace años que es mi hobbie y no mi profesión.