La contracrónica: Verticalidad y nostalgia

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El Madrid más ‘mourinhizado’. Todas las visitas del conjunto blanco al Camp Nou llevan consigo grandes dosis de nostalgia. Verticalidad, verticalidad y verticalidad. No es casualidad. Lo sabe Zidane, quien es consciente de que ante su máximo rival -en su estadio- siempre es un acierto apostar por el escapismo. Pocos toques de balón, mirada hacia adelante y piernas, muchas piernas.

La BBC. Canal que hacía mucho tiempo que no sintonizábamos. Es más, alguna de esas letras ya están incluso en subasta. O eso parece. Con este once hemos sido muy felices. Con el galés sin moño, el francés sin gafe y el Cristiano de siempre; el único que no cambia. Hoy la trinidad ha vuelto a sentirse, pese al resultado final, realmente bien. El portugués se ha olvidado de que tiene 33 años y se ha arrimado como nunca a su querida banda izquierda. Una zona con sabor a Manchester, con sabor a Ferguson.

El primer gol del Madrid ha venido precisamente por ahí, por esa banda. Cristiano ha decidido buscar recuerdos junto al banderín de córner en el minuto 14 y se ha encontrado con su mejor socio: Marcelo. Amigos fuera del campo y socios dentro de él. En el fútbol, hacer negocios con los colegas, siempre es sinónimo de éxito. El sujeta velas del idilio entre la parejita ha sido uno que siempre pasa por ahí cuando hablamos de este escenario, Karim. Una jugada de 9 puro, de esas que no ves y que vienen con petición de deseo incluida. Ojalá se cumpla en Kiev.

Hablando de cumplir, en Liga no se cumple nada. Ni hoy ni el mes pasado ni en los pocos partidos que restan. Da igual lo bien que se esté haciendo en el piso de arriba, el de abajo se cae siempre y nos quedamos con cara de tontos viendo un tejado que protege la nada absoluta. Hoy quien ha picado con el mazo en las paredes, en un primer momento, ha sido Hernández Hernández. El segundo gol del Barcelona ha llegado tras una falta clarísima de Suárez sobre Varane que el árbitro no ha señalado. Sin embargo, hoy es día de llorar juntos. El trencilla nos ha abofeteado por igual. A barcelonistas y madridistas. Un arbitraje nefasto que nos une esta noche. La mejor Liga del mundo. La mejor contracrónica del mundo.

Los de Zidane, con un jugador más desde la primera mitad, lo tenían todo de cara. Pero esta Liga nos tenía preparada otra cobra. Veníamos con intención de romper la racha de imbatibilidad y nos vamos con un esguince de Cristiano. Trasquilados, sin lana, pero con una final de Champions a la vuelta de la esquina. Ante el Liverpool tocará dar más besitos al balón y menos golpecitos en su espalda. Solo besa quien puede.

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Mientras intentas descubrir algo más sobre mí en estas líneas yo me ando paseando por algún lugar de Barcelona con el escudo del Real Madrid en el pecho. Desconozco si soy un valiente o un imbécil, pero me excita. Son tantos los que me miran mal como los que empatizan conmigo. Así que si algún día desaparezco que sepáis que o me han matado a palos o a besos. Y si eso ocurre… ¡Que nos quiten lo escrito y leído por aquí! Eso sí, ¿hablaréis bien de mí, no? ¡Más os vale!