SEV 3 – 2 RM: Todos kievtos

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Todos kievtos, si se me permite el juego de palabras. Porque no fue así. Hubo dos o tres jugadores que corrieron y se partieron el alma. Pero el resto, sí, quietos. Kievtos. Con la cabeza en la capital de Ucrania, o cualquiera sabe, que esto lo llevamos viendo desde mediados de agosto de 2017 cuando la final de la Champions era algo lejanísimo. El Real Madrid volvió a estrellarse en Liga después de cuajar un partido absolutamente intolerable en el Ramón Sánchez Pizjuán, victoria local 3-2. Dos errores defensivos impropios de cualquier equipo profesional fueron aprovechados por Ben Yedder y Layún para sentenciar en el primer tiempo del partido.

Y fue precisamente ese primer tiempo un auténtico despropósito de los de Zidane. El equipo manejó el balón pero con más sosería que el menú de un hospital. El Sevilla salió al campo muy poco intenso, apretó bordeando el límite del reglamento cuando se dio cuenta de que la cosa se le empezaba a torcer y luego ya todo fue coser y cantar ante un Real Madrid en el que sólo la brega incansable de Lucas Vázquez y el buen posicionamiento de Casemiro daban la talla. Porque el resto, ese equipo B que sacó Zidane con la pimienta del brasileño, Ramos y Benzema, fue un espanto. Empezando por esos dos capitanes, claro, que fueron dos despropósitos los 90 minutos.

Lo de Benzema se resume rápido: fue un espectro en el partido. Mientras, el partidito de Ramos merece más de una línea. El capitán salió tan sobrado y tan poco intenso que su primer tiempo fue catastrófico, al alimón con un Vallejo que llegó como un soplo de aire fresco en pretemporada y ha acabado en el carretón de los deshechos de tienta. Un error de los dos centrales madridistas, uno en el salto y el otro en la marca, provocó el 1-0 de Ben Yedder. Y de nuevo otra sucesión de catastróficas desdichas en defensa, con la inevitable intervención de un Theo que parece un ex futbolista, permitió el 2-0 de Layún sobre el bocinazo del descenso.

Ramos quiso el combo completo, vista la inoperancia de sus compañeros, así que en la segunda parte quiso erigirse en protagonista. Y lo consiguió. Estuvo a punto de marcar de falta directa, luego empotró contra el larguero un penalti forzado por Lucas Vázquez y acabó el show introduciéndose el balón en propia meta tras un carretón de mala suerte para el tercero del Sevilla. Luego, para redondear su gran noche, logró marcar en la portería correcta, y de penalti, pero con el tiempo cumplido, gol que no sirve para nada. El combo completo del capitán, ese que algunos dicen que resucita en primavera. Casi mejor que se quede quieto…

El resto fue un espectáculo dantesco. Nadie aprovechó la oportunidad de la que dispuso, con Theo cada vez más con los dos pies fuera del Madrid. Kovacic y Ceballos fueron absolutamente inoperantes y Asensio dejó patente una vez más que él es jugador de partidos grandes, y que estos bodrios entre semana no le motivan nada de nada. Mayoral, eso sí, aprovechó el puñado de minutos que le prestó Zidane para volver a marcar. El no se estuvo kievto, como sus compañeros.