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Es una final de Champions, ese momento que al Real Madrid le pone especialmente. En Kiev, en su estadio Olímpico, a la hora habitual (20:45, Antena3 y Bein Sports), el equipo de Zinedine Zidane dispara la última bala de esta temporada, la que determinará si el curso puede calificarse como un sensacional éxito o como un estrepitoso fracaso. No hay más, porque así lo han querido: el día es hoy y el adversario, el Liverpool, uno que no se va a arrugar como otros ante el acontecimiento porque, conviene no olvidarlo, esos tipos de rojo también tienen Europa como su particular patio de recreo.

Ir a una casa de apuestas y meterle una pasta al Madrid es cosa, esta vez, de suicidas, está por ver si de la Tortilla Rusa de Airbag o de cinturón bomba en Siria. El Real Madrid ha sido absolutametne intrascendente en la Liga y Copa españolas y en Champions se ha salvado de milagro de la eliminación en dos ocasiones, e incluso pasó renqueando la fase de grupos. Cuando en otras temporadas su solidez era envidable, ahora mismo eso no pasa. Si el equipo de Zidane sale enchufado, da igual quién esté enfrente: los de blanco tienen todas las de ganar. Si por el contrario se creen infinitamente superiores y salen sin la intensidad necesaria, serán un azucarillo en un café.

Todo el mundo, en cualquier lugar del orbe, está de acuerdo: el Liverpool de Klopp saltará al campo del Olímpico de Kiev con el cuchillo entre los dientes, presionando muy arriba y con enorme intensidad (marca de la casa) y con el convencimiento de que si es capaz de soltar al menos una dentellada en el primer cuarto de hora la cosa se les habrá puesto francamente de cara. Concentración, orden, cabeza fría y aprovechamiento al máximo de las ocasiones: la receta para esta final es la misma de siempre, pero más aún en el arranque, porque el Liverpool es un huracán de inicio.

Por lo demás, se espera que Zidane alinée a los mismos de Cardiff con el único cambio de Bale por Benzema, ahora que el galés anda entonado, Cristiano ya se ha acomodado a ejercer de nueve y el galo sigue sumido en su particular depresión. El Liverpool tampoco tiene excesivas dudas y su tridente Salah-Firmino-Mané está presto para el combate. Al fono está la Décimotercera. Y en el tambor, la última bala. A eso de las 22:30, si no hay prórroga, sabremos si el disparo dio en el blanco o nos alcanzó en un pie.

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