A Luka Modric, el motor del Real Madrid, le caerán 33 años en septiembre. El menudo croata de la nariz aguileña inicia esta noche en Kiliningrado, ante Nigeria (21:00, Telecinco) lo que será su último asalto a un Mundial, a una Copa del Mundo. Al mayor escaparate mundial de selecciones. Con cuatro Champions en su zurrón, el centrocampista blanco aún busca una actuación con su país que le sitúe por méritos propios entre los mejores jugadores de este inicio de Siglo XXI.
Y es que Croacia llegó a semifinales del Mundial de Francia-98: Suker, Boban, Prosinecki, Bilic, Stimac, Tudor, Jarni… Todos ellos, ídolos del fútbol croata de ayer y de hoy. A Modric le queda por dar ese paso, el de guiar a su país a un gran papel durante un torneo internacional. Hoy, el 10 madridista vestirá ese mismo dorsal, pero en arlequinado, para formar dupla de medio campo con Ivan Rakitic. Las SuperÁguilas verdes nigerianas parecen, a priori, un rival accesible.
Pero conviene no confiarse. Porque la selección entrenada por el alemán Gernort Rohr tiene argumentos de sobra para plantar cara: jugadores experimentados en una de las grandes Ligas europeas, la Premier, desde el centro del campo hacia delante. Eso sí, atrás es una selección flojita, poco amante de los corsés tácticos y demasiado deslabaza pese a su imponente físico.