Sonrisas para unos y lagrimones para otros. Portugal llega a esta segunda jornada de la fase de grupos con la moral altísima tras empatar con España en los últimos minutos con un triplete de Cristiano Ronaldo, mientras que Marruecos lo hace hundida, rasgándose las vestiduras todavía pensando en ese gol en propia puerta de Aziz Bouhaddouz que supuso el 1-0 para Irán. No empezaron con buen pie los de Achraf tras dos décadas sin disputar un Mundial.
Un partido complicado para Portugal. Pese a no estar en el grupo de las grandes favoritas, su vigente campeonato europeo y el hecho de enfrentarse a una selección –a priori– menor hacen que los de Fernando Santos tengan que asumir una presión extra en el partido de este mediodía. Es decir, necesita convencer y presentar una candidatura que, de momento, nadie le otorga.
Con Cristiano todo es más fácil. Lidera la tabla de goleadores con los tres tantos que endosó a muchos de sus compañeros madridistas y llega con las mejores sensaciones posibles. Su selección, desde que conquistara la Eurocopa hace dos años en Francia, ha cambiado el chip y son consciente de que explotando sus recursos al máximo pueden llegar muy lejos.
Marruecos, lejos de estar inmersa en una situación idílica, se encuentra a una derrota de quedar eliminada. No sumar en dos de las tres jornadas de la fase de grupos es garantía absoluta de caer al pozo más profundo. Herve Renard no hará demasiados cambios, pero se rumorea que su delantero de referencia durante las jornadas de clasificación, Khalid Boutaib, ocupará el puesto de de Ayoub El Kaabi, señalado tras su mal partido ante el conjunto iraní.
