Posiblemente sea el último disparo que el brasileño le haga al portero tico. Quizás estemos ante el enfrentamiento final de ambos antes de cruzarse por Valdebebas. O todo lo contrario, un partido de tantos sin adornos de ningún tipo. Lo que está claro es que Brasil tiene que justificar, después de su tropiezo ante Suiza, el favoritismo que se le ha otorgado durante todo este tiempo. Tienen trabajo.
Si la Canarinha se estrenó mal, Neymar peor. Con las molestias e incomodidad que arrastra tras la lesión que le impidió enfrentarse al Real Madrid en la vuelta de aquellos octavos de Champions, estuvo desaparecido ante los suizos. Ni dio señales de vida. Tiene a un país pendiente de él y, de momento, solo inquieta capilarmente hablando. En tres días de competición ya ha estrenado más de cinco peinados.
A Costa Rica le queda aferrarse a sus recuerdos y pensar en la gesta lograda el pasado Mundial para intentar sobrevivir a este. Serbia les tumbó gracias a un golazo de Kolarov, pero los Ticos son conscientes de que pueden volver a ser ese equipo incisivo y mordiente que se plantó en cuartos de final de final en Brasil.
Tite a día de hoy sigue preguntándose por qué se apago la chispa tras el frenético arranque de los suyos en su debut. El rodillo, de repente, se convirtió en una pluma que Suiza soplaba a su merced. A esto hay que sumarle una semana muy movida en la que su máxima estrella, Neymar, tuvo que abandonar un entrenamiento por sufrir dolores en el tobillo. Finalmente, estará.
