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Sin Matts Hummels, lesionado en el cuello, y bordeando el abismo. Alemania se enfrenta a un sábado terrorífico en Sochi, con su futuro en el Mundial más que comprometido y con una selección terríblemente incómoda delante, Suecia (20:00, Telecinco). Un partido a cara de perro: los nórdicos serían equipo de octavos si ganan, dejando prácticamente eliminada una a Alemania que dependería en ese caso de que Corea hubiera ganado a México en el partido anterior del grupo. Si no es así y los de Andersson ganan, la actual campeona del mundo seguiría el camino de las últimas y se marcharía a casa al acabar la fase de grupos.
Ya lo avisamos el día de su debut, es el Síndrome de Peter Pan, esas campeonas del mundo que se miran al espejo y no se dan cuenta de que han envejecido, no existen las arrugas, siguen siendo los más bellos, apolíneos y fortachones del orbe. En la adulación va la penitencia. Francia, campeona del 98, cayó en fase de grupos en 2002. Italia, campeona en 2006, se volvió a casa en fase de grupos en 2010. España, campeona en 2010, regresó a Madrid en fase de grupos en 2014. Sólo Brasil, que ganó en 2002, aguantó un poquito más en 2006, hasta cuartos.
Alemania va más o menos por el mismo camino, con Löw manteniendo el mismo bloque que ganó el Mundial anterior con muy pocas alteraciones y sin haberse percatado de que en estos cuatro años no sólo es que los rivales puedan haber mejorado, que también, sino que le han cogido el tranquillo a jugar contra una selección que no cambia de estilo ni de nombres salvo caso de fuerza mayor. Como hoy, cuando Hummels, tocado, no será titular y entrará Rudiger en su lugar. El del Chelsea sale a caminar sobre el alambre con su selección en un día complicadísimo.