«Si sólo jugase Cristiano, no ganaríamos». Fernando Santos, seleccionador portugués, afirmó ayer con rotundidad, en la previa del mata-mata de octavos entre Uruguay y Portugal (20:00, Telecinco) que descerraja un impresionante duelo de pistoleros, un Ronaldo contra Suárez y Cavani. No, claro que no juegan sólo ellos tres, pero menudos tres, casi nada.
Las declaraciones de Fernando Santos aludiendo a un mayor compromiso del resto de la selección de los Quinas, como poco igual de desdibujadas que España en el arranque de la cita mundialista, se sumaron a otras un poco más estrambóticas, más parecidas a estar de vacaciones en una playa bajo los efectos de la sangría: «Sería interesante que todos los portugueses del mundo se dieran la mano durante el himno, creando una corriente fuerte». Mejor no ahondar demasiado en ellos, que sólo se me ocurren cosas feas.
Volvamos al partido, pues. Ronaldo tendrá enfrente a Giménez y a Godín, dos viejos amigos, con los que lidiar para intentar catapultar a una selección portugesa que parece haber encontrado mayor ritmo de juego y de remate con Guedes y Quaresma escoltando al todavía madridista. Cavani y Suárez, por su parte, tendrán a Pepe, lo que tampoco es moco de pavo aunque el ex madridista está demostrando que la competitividad de la Liga turca, poca, y la edad le han hecho bajar un escalón en cuanto a prestaciones, aunque sigue siendo un central seguro.
Tabárez sigue sin confiar en De Arrascaeta para su once inicial, así que el mayor talento joven de los que dispone volverá a estar en el banquillo celeste. Al final, lo de la nueva Uruguay se ha quedado en nue, o en eva, porque el veteranísimo seleccionador charrúa no ha terminado de encontrar el interruptor que haga que todo encaje. Y esto son octavos de final, eliminatorias: si algo no encaja, lo normal es que te vayas a casa.
