SEV 3 – 0 RM: Apocalipsis zombi

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La espantosa camiseta roja del Real Madrid tuvo un estreno oficial a su altura: un homenaje a la casquería. Lo que pasa es que quien desparramó las vísceras sobre el césped fue, precisamente, el equipo de Lopetegui, un ejército de zombis en Nervión que se llevó un rapapolvo descomunal en 22 minutos pletóricos de los de Machín. Fue 3-0, tras un ridículo espantoso de los madridistas en un primer tiempo absolutamente lamentable.

La debacle del Real Madrid en el primer tiempo fue de las que hacen historia, en este caso en negativo, claro. No sirvió de acicate para los blancos, pese al equipo de gala dada la doble ausencia de Carvajal y Odriozola por lesión, ni que el Barcelona hubiera perdido justo antes en Leganés y estuviera el lideato a tiro; ni que la estadística indicara que los blancos habían perdido en Nervión en cinco de las seis últimas ligas (ya seis de siete), o que el estadio del Sevilla sea el campo donde más veces ha sufrido el Real Madrid su primera derrota liguera, con ésta ya van trece veces.

Nada de eso, decíamos, sirvió de acicate. El Madrid cuajó un primer tiempo ridículo, donde sólo Bale y, en un peldaño inferior, Kroos dieron una mínima medida de lo que se espera del vigente tricampeón del Europa. El resto fue, desgraciadamente, un apocalipsis zombi, muchos tipos vestido de rojo sanguilonento, hola soy tu menstruación, avasallados por otros tipos de blanco con el colmillo retorcido y con un portugués, André Silva, machacando algunos (menos mal que no fueron todos) de los errores defensivos rivales. El mundo al revés.

La primera ocasión sevillista, que obligó a un paradón de Courtois, fue en el segundo quince, tras un error de Marcelo. El brasileño, quien debió ponerse de acuerdo con Varane y Ramos para hacer el esperpento que perpetraron entre los tres porque si no es inconcebible, estuvo horrible y encima acabó lesionado; por su lado llegaron todas las jugadas de ataque sevillistas, como cuando en aquellos años casi precolombinos Jesús Navas le burreaba en Nervión. Esta vez no fue él, sino el posicionamiento táctico de Banega y el Mudo Vázquez y la velocidad de Ben Yedder y de André Silva, quienes entre los dos trituraron el partido en 22 minutos de la primera parte: dos goles del luso y el tercero del francotunecino. Y gracias, porque el portugués pegó un larguerazo, mientras que el Madrid sólo dio señales de vida en un palo de Bale tras jugada individual. Porque no había nada.

El Sevilla bajó el pistón en la segunda parte, primero por la abultadísima ventaja y segundo, porque Lopetegui decidió copiarle el sistema de tres centrales colocando a Casemiro entre los espantosos Varane y Ramos. Modric, lentísimo y dejando la sensación de que iba arrastrando un saco de The Best, marcó pero el VAR le anuló justamente el tanto por fuera de juego, y luego Vaclik le sacó una mano formidable a un remate en escorzo. Pero poco más. El Sevilla estaba bien armado y Courtois, que pudo hacer algo más en un par de los dos goles hispalenses, sacó dos manos prodigiosas para evitar que el apocalipsis fuera aún mayor.

En fin, que es lo que hay. El Madrid controla la posesión en cualquier campo y bajo cualquier circunstancia, pero cuando los partidos son cuesta arriba le cuesta un mundo ganar, y de hecho no lo hace: Atlético en Tallín, Athletic en Bilbao y Sevilla en Nervión. Un empate y dos derrotas. Y eso, con los del Cholo asomando de nuevo por el horizonte, que llegan el sábado, con todas las lucecitas, rojas tras el apocalipsis zombi de Nervión, encendidas. Y eso antes de acabar septiembre…