ALA 1 – 0 RM: Re SINALMA drid

Un gol en el último segundo de la prolongación de Manu García tumba a un inoperante Real Madrid en Mendizorroza. Benzema fue sustituido, Bale volvió a lesionarse y nadie creó peligro

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Este Madrid no tiene alma. Por lo que sea, que cada cual analice la situación como prefiera. El equipo blanco volvió a sumar ante el Alavés otro partido sin marcar, más de cuatro partidos y medio ya sin hacerlo, pero es que no creó ni ocasiones claras para hacerlo y encima se llevó un revolcón vergonzoso en el último suspiro. En Mendizorroza, una derrota inadmisible (1-0) en un partido absolutamente plano e indolente. La cosa tiene muy mala cara a primeros de octubre y habrá que ver hasta dónde llega la paciencia de todos, porque esto está al límite.

El Madrid que lleva deambulando desde aquel partido ante la Roma es un equipo sin alma. Uno mira a los jugadores durante el transcurso de cualquier partido y parecen muñecos de cartón piedra. No sienten, no padecen. Lo que pasa no va con ellos. Es una especie de ejército funcionarial donde todos hacen el mínimo exigible, pero no regalan un gramo de fuerza más. Con esos mimbres es imposible hacer un cesto, por más que Lopetegui los intente hacer de alambre, de esparto, una panera, un capacho o un terrero. No sale nada.

Lopetegui salió con cuatro centrocampistas de inicio, Asensio en el banco y Ceballos en el césped acompañando a Bale y Benzema. Pero salvo un inicio esperanzador, con un poco de ritmo y una ocasión del sevillano, el Real Madrid volvió a pecar de lo mismo de siempre: juega andando, pide el balón al pie, no hay rematadores para los centros al área y abusa tanto de la posesión insípida de la pelota que aburre al rival, al público y el sopor les alcanza a ellos mismos. Así que no pasa nada.

Odriozola, incansable por su banda tirando desmarques en largo, era el único que se saltaba el guión, pero ni por esas. Al descanso, claro, 0-0, y Mariano al césped por Benzema, menudo sello le puso Lopetegui al francés en la frente, para intentar marcar, al fin, en el segundo tiempo. Pero tampoco. El hispanodominicano tiene remate, pero ya está: se entretuvo en exceso en una jugada dentro del área, empeñado en driblar a lo Benzema en vez de hacer lo que se le pide, chutar a puerta, y poco más dejó sobre el césped. También entró Asensio, pero en modo desconectado: no intentó nada de provecho y se limitó a cubrir el expediente.

Mientras, Bale, otra vez inadvertido, protagonizó otro esperpéntico conato de lesión, que ya veremos esta semana con las pruebas si lo es o no lo es. Se echó mano al abductor, se desentendió del juego mientras Vinicius calentaba y él estiraba sobre el césped, vio que había una falta en la frontal y se pegó un sprint de veinte metros para poder lanzarla. Sin tino, porque fue a puerto pero detuvo Pacheco. Tras eso, otra vez gestos de dolor y cambio. Las lesiones psicológicas de Bale comienzan a ser un Expediente X.

El partido se diluyó, pese al aguacero, con el Madrid acorralando a un Alavés que vivió excepcionalmente cómodo en su área, Pacheco sin tener que lucirse, mientras Courtois salvó un mano a mano de Jony que casi supone el 1-0, tras una contra diabólica. Los babazorros, con Maripán lesionado agotando los cambios y su portero tocadísimo, tuvo que apelar a la heroica para amarrar el empate. Y lo que sacó fue la victoria, a balón parado, con gol de Manu García, en el último minuto de la prolongación. Ante un Madrid sin alma, un Re SINALMA drid, todo es más fácil.

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Yo vi jugar a Del Bosque, así que llevo unos cuantos años yendo al Bernabéu. Socio desde 1986, mis recuerdos van ligados al Madrid del Di Stéfano entrenador, el de los cinco subcampeonatos, que me forjó en madridismo ante los malos tiempos, y al de la Quinta del Buitre, la poesía y las pelotas hechas fútbol. Desde 1996 dando la barrila en esto del periodismo deportivo, aunque hace años que es mi hobbie y no mi profesión.