Como hombre de club que es, Santiago Solari trata siempre de emplear las tácticas más acordes para los objetivos del Real Madrid, aunque ello no impide que pueda dar sus pinceladas al lienzo, o que modifique el esquema inicial según el partido.
Santiago Solari es un fijo del 4-3-3 muy similar al del primer equipo los últimos años, con dos diferencias llamativas: los laterales tienen menor recorrido (o más bien, uno tiene un perfil más defensivo) mientras que los extremos no acostumbran a jugar a pierna cambiada. Además les exige exprimirse en ayudar a su defensa en el lateral.
El centro del campo acostumbra a estar comandado por la figura de un mediocentro defensivo único que abarca todo el eje, aunque recibe constantes ayudas. Especialmente del uno de los dos volantes que le acompañan, que tiene funciones algo más defensivas que el otro, con mayor protección ofensiva. Sin embargo, Solari no pone pegas a la llegada por sorpresa de ninguno de los dos mediocentros si lo consideran necesario en alguna jugada puntual, únicamente exigiéndoles cabeza para no dejar desguarecido al equipo.
En caso de que el equipo tenga que intentar reponerse a un marcador adverso, uno de sus cambios habituales es dar mayor llegada a uno de los laterales, o sustituir al mediocentro más defensivo por un jugador más creativo.
Por supuesto, y como todo equipo de La Fábrica, el filial blanco trabaja mucho la presión para tratar de robar el balón por lo que es habitual ver a la defensa adelantada, especialmente en el Alfredo di Stéfano. Suele además dar la instrucción de sacar la pelota jugada, pero sin caer en excesos innecesarios en jugadas de mucho peligro. Si se compromete mucho al equipo, no pasa nada por despejar y así poder recolocarse.