El destierro europeo

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Jensen, en el Real Madrid-Brujas jugado en Málaga
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La gran leyenda del Real Madrid a nivel europeo está cimentada con los éxitos logrados en la competiciones celebradas bajo el auspicio de la UEFA. Sin embargo, a ese nivel hay unos años negros para el madridismo en los cuales el Santiago Bernabéu no pudo disfrutar en toda la temporada de ninguno de estos partidos. El final de la temporada 76-77, de la cual ya hablamos aquí, trajo la primera ausencia europea tras finalizar novenos en el campeonato liguero. Casi veinte después se volvió a repetir la misma estampa tras otra mala temporada en la cual el Madrid quedó sexto a tan solo dos puntos de la meta europea: el año de Valdano y Arsenio, el cual también recordamos aquí hace poco. Sin embargo, anterior a esas dos temporadas hubo otra en la cual el Madrid jugo competición europea, pero sin embargo ninguno de los partidos lo disputó en el Santiago Bernabéu. Fue una temporada anómala y del cual justo esta semana se cumplen 42 años del final de destierro, con lo cual ya tenemos excusa para recordarlo. Vamos a ello.

El tour europeo madridista de la temporada 75-76 no fue sencillo. En dieciseisavos eliminó al Dinamo de Bucarest por un 4-1 en Chamartín y derrota por la mínima en Bucarest; en octavos, debacle en el Baseball Ground del Derby County por 4-1 y remontada histórica en el Bernabéu por 5-1; en cuartos, empate en Düsseldorf 2-2 ante el Borussia Mönchengladbach y nuevo empate a 1-1 en Chamartín con gol alemán del que luego fuera el entrenador de la 7ª, Jupp Heynckes. Sin tiempo para digerir la polémica del encuentro, los alemanes presentaron una protesta oficial por dos goles anulados, la UEFA realizó el sorteo de semifinales. Por un lado le toco al Saint-Ettiene enfrentarse al PSV Eindhoven, mientras que en la otra eliminatoria el Real Madrid se emparejó con el Bayern de Munich.

Los representantes del Bayern, Walter Fembeck, y del Real Madrid, Agustín Domínguez, en el sorteo de Zurich.

El Bayern era en esos momentos el actual bicampeón de Europa, aunque en su Liga marchaba a cinco puntos del líder y no pudo ganar al penúltimo clasificado antes de viajar a Madrid, pero seguía siendo el rival mas duro de los restantes en competición, con un gran potencial en sus filas. Por su parte, el Real Madrid llegaba a la eliminatoria como líder con cuatro puntos de ventaja ante el Atlético y seis ante el Barsa.

Escándalo de primeras

Iba a ser el primer enfrentamiento oficial entre ambos, ya que anteriormente solo se habían visto las caras en el Trofeo del 75º Aniversario del Athletic de Bilbao en agosto de 1973, donde los alemanes habían goleado 1-5 a los madridistas. Con esta previa llego el partido y, como diría un titular de la Prensa al día siguiente, el Madrid hizo lo que pudo. Las bajas de Pirri y Breitner, unidas a la lesión de Velázquez a la media hora, pusieron muy difícil el partido para los blancos, pese a que a los 8 minutos Roberto Martínez adelantaba a los madridistas. Al filo del descanso, y tras una jugada del hispano-argentino que podría haber sido el 2-0, una picardía de Beckenbauer hacia Muller dejó a éste solo ante Benito para, tras desbordarle, marcar el 1-1 que ya no se movería del marcador.

Para colmo, en la segunda parte, y en un salto entre Sepp Maier y Roberto, éste acababa con la nariz rota y tuvo que ser sustituido. Tal y como se había desarrollado el encuentro el empate final hasta era lo menos malo para los blancos. Sin embargo todo dio un giro inesperado cuando el trencilla pito el final del encuentro y ambos equipos se encaminaban a vestuarios. Desde las gradas, aún sin vallas que separasen al publico del terreno de juego, saltó un espectador que no fue detectado hasta que llegó a la altura del delantero germano Torpedo Muller ,al que golpeó para a continuación hacer lo mismo con el arbitro, el austriaco Linemayer. Ambos cayeron al suelo, mientras que el meta alemán Maier y el delegado de campo madridista, el exjugador de la década de los 40 y médico el doctor Pruden, llegaron los primeros para intentar contener al agresor. Maier consiguió tirarlo al suelo y reducirlo, aunque también aprovecho el momento para darle una ‘caricia’, mientras entraba al campo una sorprendida policía. Estos agarraron al hincha y se lo llevaron detenido, pero no se sabe muy bien de qué manera y cómo, pero el agresor nunca llegó a la comisaria ya que consiguió zafarse de la custodia policial. Para la historia quedará este vándalo como ‘El Loco del Bernabéu’, como rápidamente titularon al día siguiente de los hechos, los principales diarios deportivos de la capital.

La sencuencia completa de la agresión del Loco del Bernabéu, captada por Javier Gálvez y publicada en As Color.

Como quiera que la agresión se retransmitió en directo, aunque por la televisión apenas se apreció un plano general del barullo, y tanto el árbitro como Muller quedaron medio grogui, se esperaba una fuerte sanción de la UEFA al Real Madrid. Con la previsible condena en capilla, se jugó la vuelta dos semanas mas tarde en Múnich, donde el Madrid no fue rival para los muniqueses y estos consiguieron el pase a la final de Glasgow con dos nuevos goles de Muller.

Una sanción desproporcionada

A comienzos de mayo se reunió el Comité de Control y Disciplina para tratar las incidencias de los partidos de semifinales de los tres torneos continentales. El Madrid acudía temeroso pero confiado en que la sanción no fuera mas allá de una fuerte multa y la posibilidad de jugar algún partido desterrado de Chamartín, dado los antecedentes. El propio presidente de la Federación Española, Pablo Porta, también era de la misma opinión tras haber consultado en las altas esferas suizas, así como Agustín Domínguez, el secretario madridista que era el enlace con las instancias europeas. Sin embargo estando por medio Artemio Franchi, a la sazón presidente de la UEFA y poco amigo del fútbol español, todo podía pasar…como así fue. La UEFA sancionó al Real Madrid, amparada en el estricto Reglamento, con la exclusión de una temporada de todas las competiciones continentales a cumplir en el plazo de tres años, al termino del cual quedaría prescrita.

La sanción fue un mazazo para el Madrid. Bernabéu, no se sabe si por prudencia o por que seguía sin creérselo, recordada que el Madrid era uno de los fundadores de la competición y el club que más dinero dinero había aportado a la UEFA en todos esos años, al mismo tiempo que ironizaba sobre el homenaje que les había dado la UEFA para el próximo 75º aniversario del club. La entidad se planteó de inmediato apelar dada la gravedad de la sanción, recordemos que gran parte del presupuesto giraba en torno a las posibles taquillas de los partidos europeos que estaban fuera del abono de los socios, aunque al conocerse la noticia no dio una respuesta oficial inmediata. Los jugadores estaban entre perplejos e indignados por la sanción, una acción de una única persona. La Federación Española, por su parte, se puso del lado del Madrid indicando que la sanción era desproporcionada, así como poniendo a su disposición los mecanismos jurídicos que disponía. El mundo del futbol español prácticamente fue unánime y los adjetivos de los presidentes de los equipos de Primera División, hacia la sanción se movían entre «indignante», «injusto», «barbaridad», «atropello»… Como ejemplo, el presidente del Valencia, Ramos Costa, declaró que se identificaba con el Madrid dado los muchos días de gloria que habían dado los blancos al fútbol español al mismo tiempo que clamaba por la gran injusticia con el club merengue.

Portada del As que recogía la sanción de la UEFA al Madrid.

Apenas tenia el Madrid cuatro días para apelar, por lo cual el club redactó el escrito y Agustín Domínguez viajó nuevamente a Zurich para presentarlo en plazo. Con pocas esperanzas, visto lo visto, afrontaban la decisión, que se haría publica a comienzos de julio. Hasta allí viajó en esas fechas Raimundo Saporta para defender los intereses blancos. El vicepresidente madridista era un persona con bastantes contactos en las esferas internacionales y un hábil negociador, y estuvo presente en la audiencia del Comité. Declararon tanto el arbitro como el delegado UEFA en aquel partido, a los que Saporta pudo también realizar preguntas, para después exponer durante un rato la postura blanca y las acciones de seguridad que habían implementado para el partido: prohibición de vender bebidas por la grada, no se dispensaron almohadillas en las partes bajas del estadio, se advirtió por los marcadores del buen comportamiento que debía de tener el publico, etc.. si bien advirtiendo que se sabía que era imposible controlar a todo el mundo presente. Finalmente acabo su locución pidiendo la rebaja de la sanción.

«De la pena de muerte a veinte años de prisión»

Tras la exposición de todas las partes, el comité se reunió para deliberar y al filo del mediodía notifico la decisión, que por otro lado seria inapelable, de conmutar el año de sanción por el destierro de tres partidos a 300 kilómetros del Santiago Bernabéu. Como diría socarronamente Bernabéu: «Nos han conmutado la pena de muerte por veinte años de prisión» . Saporta había conseguido rebajar bastante el daño causado.

El mismo día que se conocía la decisión del comité de Apelación se cerraba el plazo de inscripción en la Copa de Europa, por lo que Saporta realizo aquel día la tarea completa y dejó al Madrid oficialmente apuntando para el sorteo. Menos de una semana después, el bombo suizo emparejó al Real Madrid con el Stal Mielec polaco. Esto no le gustó mucho a Miljanic, técnico madridista, quien temía a los polacos desde que entrenaba al Estrella Roja y les tocó enfrentarse a ellos. Para colmo, el fútbol polaco estaba en un muy buen momento de forma: habían sido Oro en las Juegos de Múnich 72, terceros en el Mundial de Alemania 74 y Plata en las Juegos de Montreal 76, teniendo el Stal a Grzegorz Lato como estrella del equipo, el máximo goleador del Mundial alemán.

Dada la distancia exigida por la UEFA y la capacidad del estadio para albergar a los socios y simpatizantes madridistas, no había muchas opciones. El Sevilla fue el primero que ofreció su campo, y el Real Madrid lo tuvo en cuenta junto al Luis Casanova, La Rosaleda y en menor medida La Romareda. Finalmente se optó por Valencia como opción para el destierro de la primera eliminatoria, dado que el calendario liguero marcaba una visita a Sevilla apenas cuatro días después del partido europeo, por lo que no se quiso penalizar la posible taquilla del Sevilla. La eliminatoria tuvo lugar en la segunda quincena de septiembre, con la visita a Mielec en la ida donde el Madrid no tuvo problemas durante la mayor parte del partido y se coloco fácilmente con un 0-2 en el marcador con goles de Santillana y Del Bosque, para a medida que avanzaba el partido, que comenzó a las 16:00, comprobar como la noche se iba echando y sorprendentemente el campo no tenia luz artificial. El tramo final del partido se jugó sin apenas luz, con lo que el conjunto polaco comenzó a disparar desde cualquier punto para intentar sorprender a Miguel Angel. En penumbra el Stal recortó la diferencia y a oscuras finalizo el partido con el 1-2 en el marcador.

Las peñas madridistas, en Valencia.

Para la vuelta, Valencia no llego a volcarse con el Madrid pese a que el partido no se retransmitió por televisión, pero aún así mas de 35.000 espectadores estuvieron presentes cuando el balón comenzó a rodar a las 22:30 de la noche. En esa ocasión, el Stal sí fue el equipo que infundía cierto temor a Miljanic y puso en apuros al Real Madrid, aunque la lógica se impuso en la segunda parte y Pirri de falta daba la victoria por la mínima al conjunto capitalino. Al final del partido, Bernabéu hizo público el agradecimiento por el recibimiento y la acogida que brindó la afición valenciana al Real Madrid.

De Valencia a Málaga

El rival en segunda ronda fue el Brujas, del entrenador austriaco Ernst Happel. Para esta segunda eliminatoria se pensó nuevamente en Sevilla, dado el tirón que tenia el equipo en aquella ciudad y el no haber ido en la primera eliminatoria, pero la designación del partido de ida como local para el Madrid unida a que se jugaría apenas dos semanas de jugar allí en Liga, y con un España-Yugoslavia oficial entremedias en el mismo Sánchez-Pizjuan, hizo temer al club madridista que tuviera poca afluencia de espectadores. Finalmente se optó por llevarlo a Málaga, con menos aforo, pero con más posibilidades de llenar el estadio.

La capital de la Costa del Sol acogió encantada el partido, y es que la visita del Madrid dejaba un pellizco en arcas blanquiazules, ya que el Málaga se quedaría con el doce por ciento de la recaudación, así como otro tanto por ciento de los gastos de apertura del estadio. La decisión fue acertada y La Rosaleda registró un lleno con un público entregado y animoso que sin embargo no contagió a un Madrid gris y apático que quedó atenazado por el buen partido del Brujas, que llevó hasta el final el resultado inicial, dejando muy difícil la vuelta. Bernabéu, sin embargo, lo tenía mas claro y llamó «ladrón» al arbitro al final del partido.

Jensen, en el Real Madrid-Brujas jugado en Málaga.

En la vuelta el Madrid no fue capaz de poner una pica en Flandes y sucumbió por 2-0 en el Olimpiastadion, y eso que Miguel Ángel paró un penalti, en otro partido sin fútbol aunque con ocasiones, pero sin suerte. La lesión de Pirri, el mejor del equipo en esos momentos, trastocó los planes de Miljanic. El Real Madrid caía muy pronto en su competición fetiche, lo cual por otro lado acabó siendo beneficioso en cierta manera, por que la UEFA anuló el tercer partido de destierro. Lo visto en Europa fue el preludio del resto del año, ya que el Madrid nunca estuvo a buen nivel y siempre se mantuvo alejado del liderato. La temporada acabó con el equipo fuera de Europa y cayendo rápidamente en Copa del Rey con el Hércules, terminando el año en blanco por tercera vez en la década. Durante el verano habría grandes cambios en la plantilla. Breitner volvía a Alemania y se retiraría Velázquez, al mismo tiempo que se enfundarían la camiseta blanca dos jugadores muy queridos por la afición en el futuro: Uli Stielike y Juan Gómez ‘Juanito’. Pero eso es, como decimos siempre, es historia para otro día.

Tras una temporada horrorosa, nuevos fichajes asomaban por el horizonte.

 

 

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Con mi Insignia de Plata en un lugar privilegiado e intentando llegar a la de Oro, nada se puede comparar a la 7ª cuando uno ha sufrido todas las decepciones europeas de la segunda mitad de los 80. Abuelo, lo que hubieras disfrutado con los 11 de blanco, ya tenemos el doble de Copas de Europa desde que te fuiste y aquí seguimos, disfrutando y recordando a todos aquellos que de una u otra manera han hecho posible que seamos lo que somos.