ATM – RM: Derbi que te quiero derbi

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El derbi. Colchoneros contra merengues. Indios contra vikingos. Atlético contra Real Madrid. El partido. El de verdad. Sin connotaciones políticas impostadas, sin supremacistas decimonónicos en la grada. El oso contra el madroño. El pescadero contra el carnicero, el taxista contra el conductor de VTC, el del bar Manolo contra el del kiosko. Madrid en la calle clamando venganza contra otros madrileños por cualquier afrenta pasada que justo hoy se pasa por la cabeza. Es el derbi madrileño, el partido que esta tarde (16:15, BeIn LaLiga) se dirime en el Wanda Metropolitano y que posiblemente decida quién podrá seguir soñando con conquistar LaLiga y quién, ay, deberá dedicarse ya a otros menesteres que tienen como sueño húmero precisamente el estadio donde hoy se celebra el encuentro. Derbi que te quiero derbi.

Llegan los dos equipos en situaciones cuanto menos curiosas. El Madrid era el equipo que siempre acudía no sólo por delante en la clasificación, sino que lucía como Arturo Fernández conquistando chatinas: apuesto, gallardo, impoluto, señorial. El Atlético era más un Esteso de andar por casa, hace gracia de vez en cuando, no sugiere sino que muestra y siempre anda jurando en arameo y forzando que todo le salga mal. Pero ahora, con la permisividad de quienes no deberían tolerarlo pero encima lo fomentan, es el Madrid el que se ha envuelto en la toga de la mediocridad institucional más absoluta y anda llorando por las esquinas. Justo lo que Fefé, el vicepresidente Fernández Tapias, no quería que sucediera en 2011, pero que al final no ha podido frenar. O no han querido frenar. O han fomentado no frenarlo.

El mejor ejemplo son las bajas. El Atlético tiene a dos de sus puntales ausentes del partido por lesión: Koke y Diego Costa. Y una plantilla además cortísima por decisión propia. Ni un llanto pese a la dimensión de las ausencias. Irán a la guerra con lo que tienen. El Madrid, en cambio, lleva dos días entre lagrimones porque Marcos Llorente, que no es titular indiscutible aunque jugara Copa en el Camp Nou, estará tres semanas de baja. Es el mundo al revés, pero el club permite y fomenta estas actitudes que han desnaturalizado a un club que tenía hasta hace poco tiempo otro modus operandi fuera del campo, otra identidad. Como si la identidad tuviera que estar reñida con las Copas de Europa.

Pero volvamos al fútbol. Courtois contra Morata, pero con la camiseta cambiada. El belga no está siendo todo lo decisivo que se le antojaba cuando llegó, y muchos creen que Keylor sigue sin merecer el banquillo. El delantero español acaba de aterrizar en el Atlético y hoy se presenta ante su nueva afición, una buena parte de la cual mostró su disconformidad con su llegada antes de que ésta se produjera. Los dos siguen despertando sospenchas, y es que haber vestido la zamarra del eterno rival te deja un poso de pelusa que no se va nunca.

Por lo demás, todo apunta a que Solari alineará a los mismos que en el Camp Nou salvo el obligado cambio de Casemiro por Llorente, y quizás deje fuera a Vinicius, agotado y posiblemente afectado por la tragedia en la academia del Flamengo, para dar entrada a Bale. Hasta el masacrado Marcelo, con el club mirando para otro lado sin defender a su segundo capitán, debería jugar hoy para seguir intentando recuperar la forma física y mental, resucitarle es algo perentorio. El Atlético tirará de lo que tiene, con esa extrañísima plantilla tan corta que ha decidido construír para no quebrantar el fair play financiero de la UEFA. Pero es el derbi. El partido. Colchoneros contra merengues, indios contra vikingos, Atlético contra Real Madrid. Bendito sea el fútbol cuando no está secuestrado ni es impostado.