Una remontada de cuatro goles en doce minutos

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Pineda bate a Esnaola y empata el partido.
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Cuando uno habla o escucha sobre las remontadas del Real Madrid siempre se le vienen a la mente las habituales: el Derby County, el Borussia, el Anderlecht, el Inter… En aquellas mágicas noches europeas en la cuales jugadores y publico se unían en un único ente capaz de jugar y animar por igual. Si nos centramos más en las fechas que nos encontramos, mitad de marzo, podemos evocar la segunda mitad de los 80, cuando en las eliminatorias finales de la vieja Copa de Europa el Madrid superó al Estrella Roja, al sempiterno Bayern de Múnich o al PSV.

Sin embargo si el hincha de a pie deja Europa a un lado y piensa en remontadas de otras competiciones, los partidos no se le vienen tan rápidamente a la memoria como sucede cuando un título europeo está por medio. Parece como si al equipo le costara realizar una hombrada en competiciones nacionales cuando en realidad no es así y hay bastantes ejemplos. Para dejar atrás ese falso mito vamos a recordar una gran remontada liguera que sucedió en Marzo de 1981 y que refleja lo que es el Madrid en determinados momentos: un elefante que tarda en arrancar pero que cuando lo hace no existe manera de pararlo.

La entrada de aquel Real Madrid – Real Betis de la 80-81.

Si la semana pasada hablamos del trágico final liguero del 81 en Valladolid, hoy nos vamos a remontar varias jornadas mas atrás en aquella temporada. A comienzos de marzo el Real Madrid había derrotado en el Bernabéu 3-0 a Las Palmas y se colocaba cuarto, empatado a puntos con Sporting y Real Sociedad y a 6 puntos de un Atlético intratable que acumulaba casi veinte jornadas seguidas como líder. La siguiente salida blanca era a San Sebastián, donde en la ultima visita había perdido por un contundente 4-0 y acumulaba un triunfo en las ultimas ocho visitas. El encuentro fue lo habitual de aquellos años: cierta dureza, ambiente hostil, goles y tarjetas para aburrir.

Con un tempranero gol de Diego la Real se adelantó en el marcador, aunque los madridistas no se amilanaron y empataron al filo de la media hora por medio de García Hernández. El partido albergaba tensión y Pineda, con un par de entradas sobre Uralde, se ganó a pulso su expulsión antes de acabar la primera parte. En la segunda mitad la Real se impuso sobre el Madrid y con dos goles de Perico Alonso y Zamora sentenciaba un partido con un marcador que pudo ser más abultado de no ser por la actuación de García Remón en la portería. Un Remón que se las tuvo tiesas con el publico local tras ser alcanzado por objetos y al que dedico algún que otro gesto durante el partido, algo que no paso inadvertido para el respetable, que fue a buscarle a la salida de vestuarios para intentar agredirle, cosa que desafortunadamente lograron. Puro futbol años 80.

Si en la previa Boskov había dicho que optaban a la Liga, tras perder en Atocha y ver cómo el Atleti derrotaba a un Barcelona anestesiado por el secuestro de Quini, del que ya hablamos por estos lares, la Liga parecía una utopía, a ocho puntos de los rojiblancos restando 14 por disputarse y teniendo en cuenta que el Madrid en Liga había perdido ese año uno de cada tres partidos jugados. Para colmo, un Betis que pujaba por entrar en Europa y que había vencido en el Calderón y en el Camp Nou visitaba Chamartín una semana más tarde.

Stielike, discutiendo con Urizar Azpitarte.

Ante los verdiblancos, Boskov salió con el mejor equipo posible y formó de inicio con García Remón, Camacho, Sabido, García Cortés, García Hernández, Stielike, Del Bosque, Gallego, Pineda, Juanito y Santillana ante un Betis entrenado por Luis Carriega, que hizo lo propio con Esnaola, Bizcocho, Peruena, Alex, Cardeñosa, Ortega, Lopez, Parra, Tello, Gordillo y Morán. Gran asistencia de publico en Chamartín, que antes del partido escuchó por megafonía cómo el Real Madrid hacia publica una nota en la cual se clamaba por la liberación de Quini.

En cuanto comenzó a rodar el balón se vio a un Betis bien asentado y un Madrid algo perdido. Ambos equipos intercambiaron un par de golpes en forma de ocasiones que muy pronto se tradujo en dos directos verdiblancos al mentón que primero dejaron a los blancos groguis y más tarde casi noqueados: apenas habían pasado veinte minutos y el Betis vencía 0-2. Los dos goles fueron similares, con un Cardeñosa luciéndose con dos saques de falta que primero Morán, entre cinco defensores en el área y con fallo de Remón, y mas tarde López, alojaban de cabeza el balón en las mallas. Peor no podía ir y el Madrid intentó salir del atolladero con más o menos fortuna, el mal juego general solo era salvado por un Stielike que batallaba por él y por otros cuatro.

Tras el paso por vestuarios Boskov quitaba a un gris Del Bosque por García Navajas, mientras que a los diez minutos retiraba a un Gallego cojeando por Isidro, jugándose el todo por el todo. El Betis seguía controlando el marcador cuando el Madrid salió del rincón dispuesto a pelear. Primero, una falta que saca Juanito hacia Stielike para que el alemán dispare y, tras tocar en Gordillo, descoloque a Esnaola y recorte distancias. Poco después, otra falta de Juanito acaba en los pies de Pineda, quien empata la contienda. No había pasado un minuto cuando un Stielike en plancha se lanza y de cabeza adelanta a los madridistas, para nuevamente poco después otra falta de Juanito el balón lo toque Pineda en semifallo y García Hernández marque nuevamente. No había transcurrido ni un cuarto de hora, en concreto 12 minutos, y el Madrid pasaba de un 0-2 a un 4-2 unicamente con fuerza, coraje y suerte, porque lo que era fútbol tampoco se vio mucho. El Betis poco pudo hacer y se limitó a esperar el final del partido en medio de la algarabía de la hinchada madridista. En vestuarios el técnico bético lo tenia claro y dejo una frase rotunda sobre el conjunto merengue: «Cuando el Madrid reacciona como esta tarde hay que rendirse y no decir nada«.

Boskov y Camacho celebran la remontada.

Para mejorar aún más la tarde se conocía la derrota del Atleti en Sarriá por 2-0, la del Barcelona en Salamanca por 2-1 y el empate de la Real en Valladolid: el Madrid recortaba distancias con los tres equipos que le precedían, y más teniendo en cuenta que tanto Atleti como Barcelona tenían que rendir visita al Bernabéu. Si algo similar sucede hoy en día con Europa de telón de fondo, algún periódico te saca el DVD del partido en la tirada dominical. Con el paso de las semanas lo que parecía utópico se transformó en realidad. Un Atleti gobernado desde el palco por el doctor Cabeza, un predecesor del mejor Jesus Gil y que en aquel entonces tenia tantos frentes abiertos con Federación, árbitros y organismos oficiales que sólo le faltó declarar la guerra al país, se vio en algunos momentos perjudicado por decisiones arbitrales que desembocaron en el famoso «escándalo de Álvarez Margüenda» con la visita del Zaragoza a la ribera del Manzanares, que lastró al equipo con una racha de cinco derrotas y un empate en las siguientes seis jornadas. Las mismas jornadas consecutivas que el Madrid tradujo en victorias y con las que logró sobrepasar a rojiblancos y azulgranas para jugarse el titulo en la ultima jornada ante la Real, aunque no lo consiguiera.

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Con mi Insignia de Plata en un lugar privilegiado e intentando llegar a la de Oro, nada se puede comparar a la 7ª cuando uno ha sufrido todas las decepciones europeas de la segunda mitad de los 80. Abuelo, lo que hubieras disfrutado con los 11 de blanco, ya tenemos el doble de Copas de Europa desde que te fuiste y aquí seguimos, disfrutando y recordando a todos aquellos que de una u otra manera han hecho posible que seamos lo que somos.