RM 2 – 1 EIB: Ibuprofeno Benzema

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Los últimos tres goles del Real Madrid han tenido dos denominadores comunes: los ha marcado Karim Benzema y los tres han sido de cabeza. El francés, acertado en una suerte que no había sido nunca la suya o al menos nadie se había percatado de ello hasta ahora (aunque lleva ya seis goles con otros tantos cabezazos en Liga), sacó al Real Madrid de una cefalea de caballo ante el Eibar, en un partido gris y plomizo, otro más, ejerciendo de Ibuprofeno. Ante un Bernabéu desangelado, que vio sol, lluvia y granizo durante el partido y que en el descanso rompió su desencanto en pitos, los de Zidane ganaron (2-1) al equipo armero. Pero ya está.

Porque realmente hubo poco que contar. Muy poco. El Madrid, en el primer tiempo, fue un absoluto disparate de equipo. Cero intensidad, cero ganas, cero desborde, cero remate: los de Zidane se marcharon al descanso con cero remates a puerta en su casillero, pero con un gol en contra, el que marcó un Eibar que en los últimos 25 minutos de primer tiempo burreó a los blancos. Los de Mendilíbar no son el Brasil de Pelé, pero saben lo que son y sólo la lesión de Ramis les dejó sin arañar puntos en el Bernabéu.

Balones largos a Sergi Enrich, que pudo siempre, en todo momento, con un nefasto Varane y con un Nacho que no está teniendo precisamente su mejor temporada, alejado de esa regularidad de notable alto que le hizo convertirse en un seguro de vida. Con esos balones a Sergi Enrich, con la sobriedad en el centro del campo de Escalante, con la amenaza de Cucurella por el costado izquierdo y con la sobriedad defensiva de Ramis, al Eibar le dio para irse al descanso ganando y con el partido en el bolsillo.

Pero se lesionó Ramis, en una carrera, y Mendilíbar, sin centrales en el banquillo y sí en la enfermería, tuvo que retocar el equipo. Y por ahí se desmadejó el Eibar, el Madrid olió sangre y no lo desperdició. Paulo Oliveira es un central limitadísimo, más aún por arriba, y el central de urgencia, Sergio Álvarez, era eso, un parche. Dos centros laterales y dos remates de cabeza de Benzema ante la indolencia, el mal posicionamiento y la falta de timing de la defensa del equipo vasco. Bale e Isco, transparentes todo el partido, acabaron cambiados, como un Modric que parece el primo del que ganó el Balón de Oro. El casting sirvió para recordarle a Zidane que si le duele la cabeza, tendrá a un Ibuprofeno Benzema para aliviarse. Lo que habrá que ver es si con eso da para tirar la próxima temporada o hace falta algo más.