RM 2 – 0 OSA: Plan B, con B de Brasil

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Zidane apostó por el Plan B, y queriendo o sin querer le salió redondo, porque el Madrid se encaramó al liderato en solitario de LaLiga tras derrotar (2-0) a Osasuna con su disfraz de carnavales, o de turista en Copacabana. El Madrid más brasileño, tres en el once (Casemiro, Militao y Vinicius) y otro más que entró en el segundo tiempo para anotar en el primer gol que marcó, Rodrygo, ya manda en la Liga. El Plan B se escribe con B de Brasil.

Dos sacudidas brasileñas, un gol de Vinicius y el ya reseñado de Rodrygo, le sirvieron al Madrid para resolver un encuentro que fue lo suficientemente plácido como para que mañana ya no se acuerde nadie de él. Porque el partido, sinceramente, no tuvo mucha historia. Sirvió sobre todo para ver la linea descendente de algunos jugadores. Caso especial merece Nacho, anteriormente un multiusos y ahora ‘acanelitado’: desde que parece usar el mismo peluquero que Sergio Ramos ha copiado algunas de las actitudes pasotiles del capitán. Y el canterano, que rinde a un fabuloso nivel cuando lo da todo, no llega a casi nada si baja el pistón. Imitar las actitudes indolentes del capitán, mucho más dotado en lo físico, no le deja bien parado, precisamente.

Odriozola, que fue titular, tampoco dejó buenas sensaciones. Como siempre, el chico es un cañón por su banda si encuentra espacios, pero sin ellos es incapaz de aparecer. Y en defensa sufre muchísimo, siempre, incluso ante equipos tan inocuos como Osasuna, que en el Bernabéu opuso a Fran Mérida y poco más: algo de orden, muchas ganas y un relativo buen gusto por tener el balón.

No dejó buenas sensaciones Jovic, pese a que debutaba con picadores en el Bernabéu. El delantero balcánico no tiene pinta de que vaya a ser uno de esos que se dejan el alma en cada pelota, todo lo contrario. Es más de que se la den donde está él y, desde ahí, intentar marcar. Tocó un par de balones en área rojilla: uno en un remate en escorzo muy forzado que mandó alto y el segundo, un tanto anotado por fuera de juego milimétrico, pero justo.

No se crean que el Madrid hizo mucho en el partido: cuatro tiros a puerta, dos fueron goles y otro, el tanto anulado al serbio. El disparo restante fue de Kroos. Osasuna hizo aún menos: ni eso. Areola, que se estrenó sorprendentemente como meta madridista y que se dedicó a atajar centros aéreos como si fuera Edy Tavares, a una mano, no tuvo ni que calentar los guantes. Los de Arrasate ni tiraron a puerta.

Las mejores sensaciones las dejó Rodrygo, claro, que tocó el primer balón que le daban como jugador madridista de pleno derecho, hizo un control orientado, aplicó velocidad, metió el freno para buscar el disparo, chutó y tracatrá, para dentro. Todo lo contrario que Vinicius: intenó 15 regates, sólo logró culminar seis, la gente comenzó a impacientarse con él y fue capaz de meter un gol de rebote que le redime en parte por su falta tremenda de punch. Vinicius, sí, tiene competencia. Rodrygo. Con B de Brasil. Y con D, de derbi. El del sábado. Una prueba de fuego para el líder de LaLiga.

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Yo vi jugar a Del Bosque, así que llevo unos cuantos años yendo al Bernabéu. Socio desde 1986, mis recuerdos van ligados al Madrid del Di Stéfano entrenador, el de los cinco subcampeonatos, que me forjó en madridismo ante los malos tiempos, y al de la Quinta del Buitre, la poesía y las pelotas hechas fútbol. Desde 1996 dando la barrila en esto del periodismo deportivo, aunque hace años que es mi hobbie y no mi profesión.