RM 4 – 2 GRA: James tapia el tobogán

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«James, James». El Bernabéu tiene claro quién le pone, ante la inoperancia en la llegada de jugadores de nivel contrastado. El colombiano, de nuevo suplente, dio un recital de intensidad en los siete minutos que estuvo sobre el campo y sentenció al Granada en un partido que fue un tobogán para los blancos, de la buena imagen y la seriedad a la verbena y la angustia. Pero al final fue James el que decidió que se acababa el sufrimiento, aunque tuvo que ser en el descuento. Si esto no es tirar la puerta, se le parece mucho.

Y eso que el gran protagonista de la primera parte fue Fede Valverde, con permiso del cuasiembarazo del Granada. Los de Diego Martínez encajaron un gol en la primera acometida madridista, tanto de Benzema tras gran pase de Bale, y cuatro minutos después vieron cómo su centro del campo se desmoronaba ante la lesión muscular de Ángel Montoro. Por él entró Gonalons, que pareció más un canelón: por el medio le cabía todo, fue absolutamente transparente. Por ahí, el equipo nazarí se desangró.

El 1-0 lo que le dio al Madrid fue empaque. Carvajal, no tan improvisado lateral izquierdo porque ya ha actuado ahí en alguna ocasión, tuvo dos ocasiones clarísimas, pero en ese carril es novillero y no torero y falló con el estoque, o más bien Rui Silva, buenas maneras de gran portero, le desbarató sus malas intenciones. Entre tanto y tanto, Valverde iba queriendo. El Pajarito continúa su transformación, lenta pero sin pausa, a pterodáctilo. Se hartó a achuchar, a encimar, a distribuír en corto, a encontrar espacios en largo, a pelear y a empujar a sus compañeros porque apretaba en todas las jugadas, y eso se contagia. Su recuperación en la jugada del 2-0, tras un error terribe de Domingos Duarte justo antes del descanso, sirvió para que Hazard demostrase por fin desatrancara el fregadero de los goles, glugluglu. El uruguayo, sí, fue clave para que el partido llegara al intervalo sumido en una plácida calma.

En la segunda parte, sin embargo, el Madrid salió de primeras dispuesto a echarse una tardecita al sol, pensando que todo estaba finiquitado. La intensidad y orden del primer tiempo hicieron mutis por el foro, el Granada le metió una marcha más, afiló el colmillo, apretó los machos e intentó asustar a Areola, aunque lo primero que consiguió fue convertir el centro del campo en una escabechina, con los dos equipos más preocupados en pegar o fingir que en jugar. La discusión la cortó uno que no sabe ni afilar un cuchillo, Modric, con un zapatazo al ángulo derecho de Rui Silva que pareció finiquitar el partido a la hora y un minuto de juego, pero era mentira.

Las dudas, quién lo iba a decir antes del partido, las ofreció Areola. El portero francés, que estaba teniendo un partido plácido, resolviendo los centros laterales del Granada con seguridad, decidió reflotar a Courtois mucho mejor que cualquier campaña presidencial. Dos errores consecutivos suyos, primero con una salida vendimiadora suya y luego, cometiendo un penalti estúpido por exceso de confianza con los pies ante Carlos Fernández, permitieron al Granada recortar de penalti, por medio de Machís. El 3-1 volvía a no permitir demasiada floritura extraordinaria y volverá a enterrar a Areola en el banquillo del Bernabéu. Si había dudas, él solo se empeñó en despejarlas.

Y el Madrid, se empeñó, como contra el Levante, en deshacer su buena imagen inicial. Sin muchas luces de colores, pero con seriedad. Domingos Duarte, aprovechando un despiste monumental de la zaga blanca a balón parado, hizo el 3-2 y a falta de trece más alargue, el partido estaba vivo, más aún cuando Benzema perdonó solo, frente a Rui Silva y el paradón que se sacó de la manga, el cuarto de los blancos. El Granada apretaba, endureciendo el partido en cada jugada y colgando mil y un balones, pero tuvo que ser James el que sentenciara. El colombiano e Isco salieron en la segunda parte y el parcerito se merendó, con patatas, al malagueño. Empeño, intensidad, sacrificio y gol contra… casi nada, porque la puesta en escena de Isco fue horrible. Pero lo importante es que el Madrid amarró los tres puntos y se mantiene en el liderato cuando llega el segundo parón de selecciones. Que le echen un galgo.

 

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Yo vi jugar a Del Bosque, así que llevo unos cuantos años yendo al Bernabéu. Socio desde 1986, mis recuerdos van ligados al Madrid del Di Stéfano entrenador, el de los cinco subcampeonatos, que me forjó en madridismo ante los malos tiempos, y al de la Quinta del Buitre, la poesía y las pelotas hechas fútbol. Desde 1996 dando la barrila en esto del periodismo deportivo, aunque hace años que es mi hobbie y no mi profesión.