RM 5 – 0 LEG: UHF

0
-publicidad-

Hace años, hasta los años 90 concretamente, en España apenas había canales de televisión. Y a eso que ahora es La2 se le llamaba UHF, era el segundo canal de los dos que había y no necesitaba más. Este Real Madrid es más o menos como esa UHF pero ahora, en el Siglo XXI: no transmite absolutamente nada. Ante el Leganés liquidó el partido en ocho minutos, dos goles en sus dos primeras llegadas, y a dormir. A dormir a su público. El equipo ganará, pero es que hasta ganando, hasta metiendo una manita, es absolutamente insufrible e insoportable. Un 5-0 sin historia.

Da igual por lo que apueste Zidane. Ante los pepineros, volvió a tirar de Valverde y de Rodrygo, que fueron de lo mejorcito del equipo, porque como son meritorios no escatiman ni una gota de sudor en el esfuerzo ni un tazón de calidad en sus exploraciones ofensivas. Pero si dos chavales como Valverde y Rodrygo, que están más verdes que un bowl de espinacas, tienen que marcar el camino del Madrid esta temporada es que algo se ha hecho rematadamente mal, y no precisamente en el banquillo.

El equipo es plano. Pero plano de verdad, como una de esas etapas de abanicos del Tour. No pasa nada. Chispazos de Benzema, esos que antes aparecían con cuentagotas y era demasiado poco pero que ahora, ante la falta de todo en el equipo, parece que son a cada minuto. Hazard da hasta lástima, convertido en una especie de Jorge Lorenzo con su Honda: arranca, para, arranca, para, arranca, para… y nada de nada. Forzó un penalti, que transformó Ramos, pero su papel en el equipo es intrascendente. Como el de casi todos.

Destacó en el primer acto además de Rodrygo (autor del primer gol), Valverde (por su empuje) y Benzema (dos asistencias en los dos primeros goles y un remate de tijera que se fue desviado, además de una falta de la señorita Pepis) un Casemiro que, ante la poquísima y paupérrima presencia del Leganés sobre el césped del Bernabéu, parecía el general McArthur. El 3-0 del descanso fue sin duda el 3-0 más cómodo de la temporada, porque el equipo ni siquiera necesitó jugar regular. Kroos, en su línea goleadora de esta temporada porque agradece como nadie la entrada de Valverde, fue el autor del segundo tanto en una de esas llegadas suyas tan habituales ahora.

La segunda mitad arrancó con la duda de saber si el Madrid, tal y como sucediera ante Levante y Granada, donde también se fue al descanso 3-0, iba a permitir resucitar a su rival hasta llegar a ponerse 3-2. Pero lo que es imposible es imposible y además no pasa. El Leganés es un equipo absolutamente limitado, mucho más que otras temporadas, y su futuro no pinta nada halagüeño, cuando ya se han disputado once jornadas. Es cierto que el Madrid siguió con su ritmo monótono, es algo así como Mocedades por ir en consonancia con los cánticos de su simpar Grada de Animación, pero es que el Leganés se marchó del Bernabéu con una sola parada de Courtois en su haber, a remate de Óscar Rodríguez, el que pudo ser pero no ha sido o no le dejaron ser.

Un remate de Benzema al palo precedió a otro penalti forzado por Modric, suplente, que esta vez metió en la jaula el francés. Jovic dispuso de veinte minutillos para demostrar sus cualidades y pareció que se estrellaba contra su particular muro: remate muy defectuoso cuando tenía todo a favor para marcar, a lo Vinicius, y gol anulado por fuera de juego de esos justitos. Al final, en el alargue, consiguió meter al fin en la jaula un remate y que fuera legal, de cabeza.

Pero es que ni así se despierta la gente del sopor ‘uhachefero’ que despierta este equipo que no transmite. Sólo hubo un amago de despertar, cuando Isco entró al campo y se llevó una pitada más que notoria: el malagueño ha perdido, quién sabe si definitivamente, el calor de la grada. Con Rodrygo más apagado y con Valverde cambiado, mientras Casemiro sigue sobreacumulando kilómetros como si tuviera que sacarse el carne de centrocampista, el pestiñazo estaba asegurado. No, no fallaron. Este Madrid será lo que sea, pero lo que sí es, seguro que lo es, es previsible: aburre porque no transmite nada.