BRU 1 – 3 RM: El trámite se hizo esperar

0
-publicidad-

El partido del Real Madrid en Brujas se adornaba con un calificativo: el de trámite. Pero el trámite, los de Zidane serían segundos de su grupo con independencia (sic) del resultado en Bélgica, sólo se conjuga de una forma entre esos animosos chicos de blanco: ganando. Y al Madrid le costó un tiempo hacer del choque lo esperado, un trámite. Una aburridísima primera parte y una segunda mucho más animada en la que trituró a su rival, 1-3, goles de Rodrygo, Vinicius (¡albricias!) y Modric. El sorteo de octavos ya será otra cosa.

Como se preveía, Zidane le dio vuelo a los menos habituales en el Jan Breydel. Y en los primeros cuarenta y cinco minutos, quedó demostrado por qué son menos habituales y por qué el Plan B no funciona este año ni tiene visos de hacerlo. Salvo Areola, seguro en las ocasiones de las que dispuso el animoso Brujas, el resto eran malas copias del espejo de Blancanieves. Odriozola y Jovic, especialmente horribles, transparentes. Mendy, haciendo añorar a Marcelo en cada jugada que tocaba el balón. Militao, potentísimo al choque pero menos elegante que un frac con chanclas. Y luego Isco, que si antes era una peonza ahora es una peonza de colores.

El Madrid controlaba el juego, porque el Brujas pese al empate que arrancó del Bernabéu es lo que es, pero apenas creaba peligro: tres remates sobre la meta de Mignolet en todo el primer tiempo, no dio tiempo ni a esbozar medio «¡huy!». El Brujas tampoco es que creara mucho más, se dedicó a repartir estopa y a protestar todo fundamentalmente, pero vio cómo se le anulaba un gol a Bonaventure por un fuera de juego muy justito.

Como suele suceder cuando al Madrid le sale un primer tiempo ladrillesco, pero no pierde, el equipo salió con otro ánimo en la segunda mitad. Para ello le bastó con que Casemiro luciera galones y con algunos chisporroteos de Modric. Rodrygo y Vinicius, que habían tenido una gris plomiza primera parte, comenzaron a aparecer. El primero, anotando el 0-1 tras una buena jugada colectiva que culminó el paulista con un toque fantástico. El segundo, que no había siquiera encarado a su par en la primera parte y comenzaba a desesperar a la parroquia blanca, anotó el 1-2 (antes, dos minutos después de marcar Rodrygo, había empatado Vanaken) al meter la punterita en un balón rebotado dentro del área del equipo flamenco, arsa.

El partido ya murió ahí y todo volvió al tedio de la primera parte, nada por aquí y nada por allá, trastrás. Eso sí, dio tiempo a que Benzema y Valverde dispusieran de minutos, mientras Casemiro se comía otra vez los 90 minutos con todo lo que viene por delante esta próxima semana. Las cosas de Zidane: tirar siempre 45 minutos, no rotar nunca a los que parecen necesitarlo y, además, ganar Champions. Mejor dejarle estar así, por si acaso.