OSA 1 – 4 RM: Isco desatascó los polvorones

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Fue un partido sufrido, como siempre ante Osasuna, pero el Real Madrid despejó las dudas instaladas tras la eliminación copera y, en un gran partido de Isco, logró imponerse en El Sadar al equipo rojillo (1-4) con goles del malagueño, Ramos, Lucas Vázquez y Jovic. El liderato sigue amarrado y el escollo navarro, superado. Viento en popa, a toda vela.

Al Real Madrid se le hizo bola el partido desde el principio, como si tuviera diez polvorones en la boca y hubiera que pronunciar Pamplona. Bale fue sorprendente titular e Isco dejó en el banquillo a Kroos. Y los de Zidane tardaron un buen rato en darse cuenta de que Osasuna, en El Sadar, es un hueso. A base de presión adelantada, con Brasanac rebañando todo lo que circulaba por el centro y con Iñigo Pérez y Arnaiz haciendo sufrir a los blancos entre líneas, el líder liguero era inacapaz de encontrarse sobre el terreno de juego mientras los rojillos rondaban con peligro a un Courtois al que de repente se le vinieron encima todos los fantasmas del pasado, cuando encajaba goles día sí y día también. Más aún con el 1-0, claro.

Fue un remate de cabeza formidable de Unai García, en escorzo, anticipándose a Casemiro, que en esta jugada puntual no fue el dique de contención impenetrable que todos alabamos. Las cosas pintaban mal, muy mal, pero el equipo blanco se encontró con un aliado inesperado. Con Isco. Porque el malagueño fue de largo el mejor del Madrid: supo interpretar el partido a las mil maravillas. Abandonó su puesto tirado en el costado izquierdo, donde su participación iba a ser mínima, se remangó, comenzó a ofrecerse por el medio y para colmo, cuando recibía fue veloz, vertical, incisivo y nada egoísta.

Fue un máster del de Arroyo de la Miel. Desde su aparición, el Madrid se hizo dueño y señor del partido. Osasuna comenzó a correr más hacia atrás que hacia delante, ya no presionaba arriba, Isco controlaba el tempo y en dos zarpazos volteó el partido, acallando a un impresentable El Sadar, con cánticos tercermundistas. Isco supo, pese a los diez polvorones, decir «Pamplona». Marcó el gol del empate y a partir del vaso de agua que él mismo había ofrecido, Sergio Ramos aprovechó a centro de Casemiro para hacer el 1-2. Osasuna ya no estaba.

Tampoco estuvo en la segunda parte, para suerte de un Madrid que volvió a atascarse, mucho, demasiado, en el segundo acto, Valverde menos Valverde que nunca. Isco seguía rayando a buen nivel, pero es que nadie le secundaba, con mención especial para un Gareth Bale que parece un actor secundario de los Picapiedra (¿habia alguno?). El Madrid dejaba llegar a Osasuna cerca de su área pero los rojillos no tenían mordiente, sin el Chimy Ávila. Lucas Vázquez, que entró en el 70 como siempre, marcó su gol de cuando le toca, apareciendo por el segundo palo para embocar un balón franco. Y marcó hasta Jovic, con un tibiazo (al primer toque, claro, eso no se puede hacer a propósito) a centro de Modric y dejando al líder de LaLiga cómodamente instalando en la primera posición tras el atracón de polvorones del arranque del partido.