ELC 1 – 2 RM: Vinicius es más grande que Pulgarcito

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El futbolista que no tenía gol parece Pulgarcito, lo que pasa es que en vez de ir tirando migas de pan para encontrar el camino a casa va sembrando todos los campos de España de goles para dejar su impronta, la de un futbolista que parece un Sputnik y que no parece tener límite. Dos goles del brasileño le dieron el triunfo del Real Madrid en Elche (1-2) en un partido aún más ajustado de lo que el marcador señala y en el que los blancos adolecieron de falta de un plan más allá de esperar al contrario para castigarle en sus errores. Poco parece, cuando ya empieza a amanecer noviembre.

Que Ancelotti no es un técnico dado a arriesgar es algo ya conocido, más funcionario que otra cosa pero le funciona. Lo que no sabíamos es que, además, es que como Vinicius es un cachondo. O un arrapato, como se dice en Italia. ¿Que los medios del pesebre aireaban que Mariano es un estorbo y que el Madrid busca quitárselo de encima? Pues titular en el Martínez Valero ante la ausencia de Benzema. Ni Hazard, ni Jovic. Mariano Díaz, que no jugaba en el Madrid desde abril, cuando la luz no costaba un Mbappé. También fueron titulares Marcelo, de lo mejor del equipo ante Osasuna, y recuperaba plaza Modric tras su descanso intersemanal.

Casi lo fue también Asensio. Rodrygo, que estaba siendo el más dinámico y punzante del equipo, tuvo que retirarse lesionado a los dieciocho minutos, y eso le dio la posibilidad al balear de disfrutar de otra oportunidad. Hasta ese momento, el Elche amenazaba pero no pegaba, y el Madrid trataba de contrarrestar con la inmensa clase de Marcelo y con la calidad de Rodrygo. El resto estaba demasiado gris, y las movilidad de Pastore y la brega de Lucas Boye comenzaban a parecer un problema, éste último tuvo una muy buena ocasión que sacó Courtois con un brazo más potente que el de Mazinger Z.

Sin embargo, la que debía ser la mayor preocupación de los de Ancelotti, Mojica, cometió un gravísimo error en salida que acabó, robo de Kroos y asistencia de tacón de Mariano mediante, con el 0-1, gol de un Vinicius que define como Hugo Sánchez y dribla como Garrincha en este comienzo de curso. Un cachondo, un gozador en portugués: parecía que no le marcaba ni al arcoiris y ahora es capaz de colar un balón de fútbol por el ojo de una aguja. El gol fortificó el plan de Ancelotti, que era sentarse a la puerta de casa (el área de Courtois) y esperar a que pasara el cadáver de tu enemigo (en forma de pérdida tonta, como en el gol, no me vayan a malinterpretar). A estas alturas de temporada se espera algo más de los del italiano, pero es obvio que el trabajo suyo no ha sido nunca lo suyo.

Tuvo dos o tres despistes el Elche, que no pudo materializar el Madrid, sobre todo en una buenísima acción de Mariano con un amague que hizo a media España despendolarse en el salón porque, como Bigas, se lo comió. Pero los de Escribá también tuvieron las suyas: un buen disparo de Lucas Boyé y un remate casi en la frontal del área pequeña de Lucas Pérez que no encontró puerta cuando lo imposible parecía fallarlo. El partido se fue al descanso con la sensación de que el Madrid no sólo no estaba mostrando su jerarquía sobre el césped, sino que además necesitaba que le abanicasen con una toalla porque el Elche le estaba poniendo colorado.

La ventliación asistida no pareció funcionar. Los de Escribá siguieron controlando, aunque sin opciones meridianas para marcar, el juego. Mojica tenía más peso sobre el campo, Lucas Boyé mantenía una pugna fabulosa con Militao y Alaba y los locales presionaban arriba poniendo en apuros a un equipo considerado aspirante a todo. Pero en una de esas presiones, a los veinte minutos de la reanudación, Raúl Guti, que había sido amonestado en el arranque del partido, se llevó puesto a Kroos en la frontal del área de Courtois. Segunda amarilla, justa, y el Elche se quedó con diez mientras Ancelotii metía hormigón armado (Carvajal y Mendy por Lucas Vázquez y Marcelo) para fortalecer la zaga.

La superioridad madridista en el medio, porque Escribá hizo cambios muy ofensivos pese a estar con diez, ahora sí fue vital. Kroos y Modric conectaron, al fin, en una jugada, y apareció por allí Vinicius como un cohete para cambiar de ritmo en el área, plantarse ante Casilla y superarle picándole el balón.

El partido parecía ya finiquitado con el 0-2, el Elche entregado. Pero los de Escribá, quién lo iba a decir, aprovecharon un error mayúsculo en la salida del Madrid, de desplazamiento de Casemiro y de posicionamiento de Kroos, para que Pere Milla le pusiera algo de picante al tramo final, finalísimo, del encuentro, la grada encendida, Halloween a las puertas. Pero el partido no tuvo calabazas, sólo sendos golpetazos tremendos que se llevaron Mariano y Casemiro y que les hizo acabar el partido sangrando como en la Matanza de Texas. Pero los tres puntos, sangre, sudor y lágrimas, acabaron en Madrid.