Si uno siente aprecio a las personas, generalmente nunca se acostumbra a las despedidas. Las definitivas son las peores. El ciclo de la vida no se detiene y las ausencias suelen dejar un vacío en el alma. Hay veces que no es necesario tener relación personal o cercana para sentirse afectado. Y este caso es uno de ellos. La marcha de Paco Gento es otro duro golpe a la historia madridista.
Para la inmensa mayoría es una figura a la cual no han podido tener delante ni verle jugar, pero sin embargo resulta tan cercano como si le viéramos todos los días paseando por nuestro barrio. Es lo que tienen los ídolos para la hinchada. Desde un extremo del campo, y en parte oscurecido por la luz que irradiaba Di Stéfano, el cántabro fue una figura imprescindible en aquel Real Madrid de los 50. Tan importante era que hasta el argentino dejó la Tercera Copa de Europa en sus manos. «Paquito, el único que ya tiene fuerza aquí eres tú. Te las vamos a echar todas. Si tú no nos sacas de esta, no ganamos«. El cántabro no falló. Un disparo suyo en la prorroga le daría el triunfo al club madridista ante el Milán. Aquel equipo dio un salto de calidad para dejar ser uno de tantos y entrar en la historia. Y Paco lo sabía. Él mismo era consciente de que había entrado en el Olimpo no solo del Real Madrid, sino del futbol mundial.
Decía Miguel Muñoz que tomó la decisión de retirarse cuando se vio en un cine en una secuencia del NO-DO y no le gustó la imagen que daba. Lo de Gento no fue igual, pero sí se dio cuenta que su tiempo había pasado. El futbol se transformaba y el ya no podía aguantar ese ritmo. Con la decisión ya tomada y anunciada, se sinceró con el periodista Miguel Vidal en las paginas de AS Color: «[…] Mi peor recuerdo será el de dejar de estar. En el Real Madrid me quedaría para siempre, aunque fuera, como dijo Puskas un día, para llevar el agua del botijo o para cortar entradas. Como diría Zunzunegui, el puesto no importa. La cuestión es quedarse dentro. Yo, aunque cueste después de tantos años, estoy preparado para dejar el fútbol. Lo que no estoy es preparado para dejar al Real Madrid, créeme amigo, es algo mio«. Glosar la carrera de Paco Gento es fácil. Si uno se acerca a las hemerotecas podrá comprobar las 18 temporadas que permaneció en el Real Madrid, los 600 partidos oficiales que disputó o los 183 goles que marcó. Todo ello dio como resultado ser el jugador madridista con mas títulos en la historia del club con 23 (12 Ligas, 2 Copas, 6 Copas de Europa, 2 Copas Latinas y 1 Intercontinental). Algo sólo igualado por Marcelo Vieira, tras la conquista de la Supercopa 2022.
El primer homenaje
Gento no solo tuvo la gloria de las victorias, sino el cariño del publico. Fue el único jugador en ser homenajeado tres veces en el estadio Bernabéu. En la asamblea de socios de 1964, Don Santiago Bernabéu, tras su discurso habitual, propuso realizar un partido homenaje hacia Gento, que comenzaba entonces su duodécima temporada en el club. Era algo habitual, aunque no obligatorio, que pasados los diez años de permanencia en la entidad se pudiera realizar un partido homenaje a jugadores emblemáticos del club. Dado que Gento no tenia visos de retirarse, se le pretendió dar este homenaje en activo. No hace falta decir que la proposición fue aprobada con una salva de aplausos por parte de los socios. La fecha elegida fue en septiembre de 1965 y el rival, el River Plate argentino. Para darle mayor realce al partido, se invitó a que volvieran a vestirse de blanco Alfredo di Stéfano y Raymond Kopa. Como antesala, en la previa se jugó un partido entre el Racing de Santander, su primer equipo y donde jugaban sus dos hermanos, y el Rayo Vallecano que finalizó 0-0. Antes de comenzar el encuentro ante River. el homenajeado recibió la Medalla de Oro al Mérito Deportivo, que lució en su pecho mientras era ovacionado y abrazado por sus hermanos. Además fue agasajado con multitud de regalos, entre ellos una cordera viva entregada por varios paisanos que posaron con él y el animal sobre el césped. Con una delantera inédita e irrepetible (Kopa, Amancio, Di Stefano, Puskas y Grosso) dio comienzo el encuentro en un Bernabéu lleno. El mismo Gento marcaría el primer gol madridista en la victoria 3-1, al termino de la cual la hinchada invadió el césped para levantar a hombros al extremo cántabro y pasearle por el terreno de juego.
El segundo homenaje
El segundo gran homenaje se llevó a cabo en diciembre de 1972, con un amistoso ante el conjunto portugués del Os Belenenses. Hubo celebración doble. Por un lado, se festejaron las Bodas de Plata de la inauguración del Nuevo Chamartín, ya estadio Santiago Bernabéu. Y de otro, y ya de paso, se volvió a homenajear al jugador cántabro. Éste, que ya estaba retirado, se volvió a vestir de corto para liderar una delantera junto al portugués Eusebio, al húngaro Bene, al rumano Dobrin y a Carlos Santillana. Gento jugó 27 minutos, en los cuales se dio el lujo de marcar un gol de penalti ante curiosamente el padre del que luego seria entrenador madridista Jose Mourinho. Tras aquellos minutos se despidió con el estadio puesto en pie, sustituido por el yugoslavo Djadic. Los tres cuartos largos de público que asistieron al estadio pudieron presenciar los que fueron los últimos minutos del cántabro con la camiseta blanca.
Y el tercer homenaje
Para el tercero hubo que esperar hasta diciembre de 2007. Aprovechando la celebración del Trofeo Santiago Bernabéu, suspendido en su momento por el trágico fallecimiento del sevillista Antonio Puerta, el club decidió traer al Partizan de Belgrado para rememorar el encuentro que supuso la consecución de la Sexta Copa de Europa. Con mas de media entrada en el estadio, pese a ser puente en la capital, los asistentes aplaudieron al extremo cántabro cuando saltó al césped flanqueado por el pasillo realizado por los dos equipos. Tras el saque de honor, y una gran ovación, el club le entregó una placa en recuerdo de aquella bella noche.
Es posible que aquella noche Gento recordara su primera vez en el Bernabeú. Aun se llamaba Chamartín y estaba huérfano de la posterior ampliación del lateral. Bajo la antigua torre del marcador, en abril de 1953, entró en el césped vistiendo la camiseta del Racing de Santander. Su equipo cayó derrotado por 2-1, pero sería lo de menos. Su futuro ya se estaba escribiendo. Pocos meses después retornó al estadio, ya como jugador madridista, gracias al interés de Alvaro Bustamante Polo de Bernabé, vicepresidente del Real Madrid entre 1951 y 1956, cántabro de nacimiento y quien vislumbró el potencial del joven extremo. Ademas de pagar un traspaso al Racing, que le sirvió para comprar los terrenos del antiguo campo del Sardinero, el Real Madrid tuvo que incluir en la operación el traspaso de Espina y la cesión de Urcelay para que Gento vistiera de blanco. Mucho gasto para alguien que solo había jugado 10 partidos en primera división. Debutó en la primera jornada liguera ante un Osasuna duro y encerrado, que dificultó mucho el juego de un equipo madridista que presentó hasta cinco novedades ese día. Dejó algunas pinceladas, pero quedó claro que aún estaba por pulir. El publico no estaba seguro si era un diamante en bruto o un cristal sin apenas valor.
Simpatía por el Atlético
De darle lustre se encargaron poco después Di Stéfano y sobre todo Rial, quienes ayudaron a que la piedra preciosa comenzara a brillar poco a poco. Tanto lo hizo que acabó siendo indispensable en las alineaciones, de tal manera que durante más de tres lustros el último nombre del once inicial madridista era el suyo. Al igual que el número once, su 11. Y al
igual que la capitanía, tras la retirada de Zárraga. Algo curioso cuando de chaval seguía las andanzas y simpatizaba por el eterno rival, el Atlético de Aviación, al tener en su plantilla a dos paisanos como Germán y Aparicio.
Su juego mejoró, lo que terminó siendo el mejor reclamo para ser llamado por la Selección. Sin embargo los éxitos de blanco no se trasladaron a La Roja. Entre su debut en mayo de 1955 y su ultimo partido en octubre de 1969, le dio tiempo a sumar 43 internacionalidades. Pocas para el extremo izquierdo titular del Real Madrid. Las causas fueron variadas. Desde la falta de éxitos de la propia Selección hasta pequeñas lesiones en las previas de las convocatorias, pasando por el empuje de otro extremos como el zaragozano Lapetra o el rojiblanco Collar. Todo ello hizo que no jugara más encuentros con España. Precisamente este ultimo fue su gran ‘rival’ en el equipo nacional, tanto que hasta el madridista tuvo que cederle la capitanía pese a duplicarle en internacionalidades por indicación del seleccionador José Villalonga. Sí se perdió por decisión técnica el triunfo de la Eurocopa del 64, aunque por el contrario fue de la terna en los fracasos de Chile 62, Inglaterra 66 o la no clasificación para la Euro del 68. Con el Peñón de Gibraltar de testigo jugó su ultimo
partido, precisamente en el debut de Kubala en el banquillo, con quien había coincidido en el campo años atrás. Lo que sí tuvo fue un reconocimiento mundial y es que formó parte del equipo de la FIFA que celebró en Wembley el centenario de la federación inglesa, en 1963, jugando un amistoso ante el combinado ingles.
Quién le iba a decir a ese chaval de Guarnizo que podría alcanzar tantos éxitos sobre el césped cuando comenzó a jugar de manera más o menos seria en aquel equipo juvenil del Astillero. Ahora, desde algún lugar, Don Paco Gento podrá observar cuánto le llorará y recordará el madridismo, y seguramente se ruborizará al pensar que no era necesario tanto halago y que él lo único que hizo fue hacer lo que mas le gustaba: correr y jugar al futbol. Descanse en paz.