RM 3 – 0 ALA: Asensio desencadenado

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Quién se lo iba a imaginar antes del partido. Pero en un encuentro liguero ante el Alavés (victoria blanca por 3-0), tal vez el club madridista haya logrado encontrar su particular piedra de Rosetta para descifrar el jeroglífico guadianesco de Marco Asensio. Cuando todo hacía pensar que el balear pasaba por uno de esos partidos tristes y azules, una bronca del respetable por perder un balón que casi provoca un gol en contra activó al once blanco mejor que un bocadillo de jamón a un británico en la Gran Vía. El visible enfado de Asensio por la bronca del respetable provocó un golazo de Marco en la jugada siguiente, mirando a la grada, moviendo mucho la boca y señalándose el escudo.

Ese gol desatascó un partido que estaba espesísimo, y es que el hecho de que el Real madrid tiene un problema de creación de juego desde que comenzara 2022 es algo que está más claro que el caldo de un asilo. Desde que finalizara el año pasado, Vinicius ha caído un tanto en sus prestaciones y sin su amenazante presencia el equipo blanco pierde prestancia ofensiva. Si a ello se le añade que Kroos y Modric tienen ya una edad y que los recambios que ha buscado el club no tienen las características de los dos históricos jugadores por derecho propio, el equipo se atasca.

Ancelotti alineó a los mismos que jugaron en París, en una suerte de quite del perdón ante un Bernabéu anestesiado, salvo Valverde, que entró por un fatigadísimo Kroos. A casi mismos jugadores, casi mismo juego. El Madrid perdió el desplazamiento en largo del alemán, pero ganó el vigor del uruguayo, que tampoco es que suponga un especial impulso ofensivo si los compañeros no acompañan.

En el primer tiempo Benzema parecía abatido, Asensio atravesar por uno de sus soterramientos guadanescos, Carvajal y Mendy no lograban despejar la sombra que les persigue desde hace partidos y Modric, aún más fatigado que el ausente Kroos. El Alavés, bien plantado en el campo pero sin estridencias (arreglao pero informal, que diría Martirio), no pasó ningún apuro hasta el descanso y sin embargo asustó a Courtois en una pérdida de Casemiro que Jason remató arriba incomprensiblemente.

Como es ya costumbre, el paso por vestuarios debió servir para que los jugadores del Real Madrid se apretaran unos torreznos, porque la actitud y el empuje fue completamente diferente. Sin mucho juego, porque no lo tiene en este momento, pero sí a base de echarle más leña al juego. Un paradón de Pacheco a Vinicius y una salvada bajo palos de Lejeune a remate de Benzema hacían indicar que el partido se decantaría rápidamente del lado blanco. Pero no. Con Joselu provocando una vía de agua en la defensa blanca, tocando todo por arriba y permitiendo la incorporación de sus compañeros, un error de Asensio en la salida dejó franco a Pere Pons, recién ingresado, ante Courtois.

Aún debe estar preguntándose cómo falló el remate, porque era jugada de 0-1. El público, albricias, reaccionó y le dedicó una pitada a Asensio por la pérdida incomprensible que casi atraganta el partido. Y eso sirvió para que el balear se viniera arriba. Sus particulares banderillas de fuego. En la siguiente pelota que tocó, cargó su pierna izquierda y descerrajó uno de esos pepinazos imparables ante el que Pacheco no pudo más que estirarse para la foto. Golazo a lo Robben, que ya es a lo Asensio, 1-0. El líder resopabla y Marco se reivindicaba casi hasta en braille encarándose con parte de la grada.

El partido se acabó ahí. El Alavés tuvo que abrirse, el Madrid comenzó a encontrar espacios y, por tanto, pudo comenzar a circular el balón con velocidad y precisión. Así, en una jugada colectiva relampagueante y con destellos de enorme calidad (dos taconazos en la jugada, uno de ellos del Asensio cabreado que tanto nos gusta), Vinicius finiquitó el partido y Benzema, en alargue y de penalti, redondeó el 3-0. El líder cabalga rumbo al título, mejor con un Asensio desencadenado.