MAL 0 – 3 RM: Tres goles, tres lesiones

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Tres goles, tres lesionados. Es la definición perfecta de una victoria pírrica. Un tanto de Vinicius, dos de Benzema. El francés, junto a su compatriota Mendy y Rodrygo, lesionados. Sánchez Martínez cuajando un partido lamentable, y responsable en parte de que el encuentro se desmadrara con patadas violentísimas. 0-3 del Real Madrid en Mallorca, el liderato forjado en acero fundido del Monte Fuji, diez puntos al Sevilla.

Ancelotti, a estas alturas de temporada, sigue tembloroso pensando en el Barcelona, y por tanto dejó algunas nueces en la cesta pensando en el partido ante los azulgrana del domingo. Carvajal, Modric y Asensio se cayeron del once clásico (además de Militao, que se quedó en Madrid con gripe), y entraron Lucas Vázquez, Valverde y Rodrygo, junto con Nacho. Ancelotti rotó, sí, pero sigue sin salirse del guión de sus quince jugadores de cabecera y el resto, a sacarse el abono-banquillo.

Mendy y Casemiro, que andaban a una amarilla de perderse el duelo contra los de Xavi, sí fueron titulares, en una decisión cuanto menos curiosa, dado que como el árbitro del partido ante el Mallorca era Sánchez Martínez, un colegiado a quien desde la televisión del régimen (aka Real Madrid TV) le tienen más inquina que a Ramón Calderón, las posibilidades de que vieran una cartulina y no estuvieran el domingo eran altas. Sánchez Martínez, por cierto, hizo honor a su bien merecida mala fama.

Es triste que un árbitro sea protagonista de un partido, pero la cara afilada del murciano tiene querencia a ello. El partido parecía relativamente controlado, en este fútbol-ballet de la era del VAR, donde cuatro faltas en un tiempo parecen muchas, pero en una jugada a la media hora el encuentro se le descontroló. Y se le descontroló por completo, además. Maffeo, que se las tuvo tiesas con Vinicius, le rebañó un balón al brasileño, dejó el pie suelto y le atizó con los tacos en la rodilla izquierda: eso era roja. Sánchez Martínez miró para otro lado, se montó una tángana, Vinicius acabó con amarilla por encararse con Ángel y el partido pasó a otra dimensión, con más intensidad que fútbol.

No fue un partido en todo caso para encandilar a nadie. Un disparo de Maffeo al poste de Courtois, un par de acercamientos peligrosos del Madrid pero sin mucha chicha… La cosa discurría entre revolcones, el caldo de cultivo haciendo chupchup, protestas, Baba llevándose todas las sin querer y Vinicius todas las queriendo… Hasta que Valverde recuperó en la frontal en una pérdida estúpida de Baba, cedió a Benzema, éste habilitó a un Vinicius que llegaba con el turbo puesto y su disparo superó a Sergio Rico. 0-1, el Madrid ponía diez puntos de ventaja en el liderato liguero. La celebración de Vini, encarándose con el público con un bailecito de patio de cárcel hondureña, sobraba. Luego se queja de que el público adversario se la tiene jurada, pero con idioteces como ésa no ayuda precisamente a calmar las aguas.

Tampoco ayudó que Sánchez Martínez le perdonara la amarilla a Casemiro que le hubiera impedido jugar el partido del domingo, por unas manos en la frontal. Ancelotti, esta vez sí, estuvo hábil de cintura y le cambió inmediatamente. Igual que lo de Maffeo tuvo que ser roja, el centrocampista brasileño debió ser amonestado por esa acción. El murciano es malo, para todos y para todo, también para el deporte. Lo volvió a demostrar con el patadón, violentísimo, que se llevó Rodrygo y que lesionó en el escafoides del pie derecho. Amarilla sólo para quien pegó. Al menos, acertó en el claro penalti a Vinicius que anotó Benzema para el 0-2. El francés, en un soberbio centro de Marcelo, hizo de cabeza el 0-3, junto antes de retirarse del campo lesionado. Mendy lo había hecho justo antes. Tres goles, tres bajas. Pero diez de ventaja respecto al segundo y quince respecto a su rival del domingo, en un partido que debería ser de sobremesa y no en prime time. Se lo ha ganado el Madrid. Ni tan mal.