ALM 1 – 2 RM: Victoria lateral

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El campeón tuvo que sudar tinta china para lograr la primera victoria liguera, y lo hizo con dos goles sorpresa, de sus dos laterales no titulares, de Lucas Vázquez y Alaba, que lograron remontar el tanto inicial de Ramazoni. El 1-2 en Almería lo decidió un golazo de falta de Alaba, que acababa de entrar al campo apenas quince segundos antes. Entró, se pidió la falta y la clavó en la escuadra. El tanto hizo justicia: el Madrid merecía ganar de antes, pero el equipo aún está por ajustar cuando juegan los nuevos.

Ancelotrti, con su habitual gestión de vestuario, decidió alinear en Almería a Valverde, Tchouameni y Camavinga, todos juntos, al lado de Kroos. Parecía un buen momento, el campeón ante un recién ascendido que además tenía algunas bajas por las no-inscripciones. También Lucas, Nacho y Rudiger entraron en defensa. A los seis minutos, un desajuste en el medio provocó que Ramazani encontrase un océano a la espalda del zaguero alemán y fusilara a Courtois. La primera en la frente.

No fue un error aislado. El nuevo centro del campo aún tiene que empezar a coordinarse en tareas defensivas. Y en ataque, sucedió lo esperado. Que potencia física tienen toda la del mundo, pero creatividad, menos. Cuando se ponen a conducir, son capaces de ararte el noventa por ciento de las tierras cultibables de Europa Central en cuarto de hora. Pero a  la hora de inventar, son más limitados. No son Modric, a quien el equipo echaba de menos.

Es cierto que el Madrid llegó en numerosas ocasiones a la meta del Almería. Y que botó doce saques de esquina sólo en el primer acto. Y que Fernando, el meta del equipo del Índalo a falta de la ficha de Pacheco, hizo un partidazo con paradones sobresalientes a Benzema, Vinicius, Rudiger, Valverde y Camavinga. Pero el Madrid abusaba del juego directo y el Almería, sufriendo (porque un recién ascendido tiene que sufrir) sabía defenderse.

El único verso suelto era Lucas Vázquez, el canterano del que se ríen todos. En el primer acto, en una llegada al segundo palo, marcó un buen gol, anulado por el grosor del trazo del VAR. Y en la segunda parte, ya con Modric y Hazard sobre el césped del coqueto estadio almeriense, el gallego atinó a finalizar un girigay organizado, no podía ser de otra forma, por Vinicius, el polvorillas oficial de esta Liga.

Quedaba todavía un gol para culminar la remontada. El de Alaba. El de la pizarra de Ancelotti, queriendo o sin querer. El de la suerte del campeón, el del equipo que gana sin proponer. Un golazo que tumbó a un Almería que perdió toda su energía con el doble guantazo que le propinaron los dos laterales del Real Madrid: Lucas y Alaba. Este Madrid es multiusos y hace pupa aunque aún tenga que ir a la modista a que le coja un tanto los bajos.