CAC 0 – 1 RM: Rodrygo oposita a Rey

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Cuando a un Primera le toca un equipo varias categorías por debajo en la Copa, las sonrisas son inevitables. Pero esas sonrisas se convierten en un ceño fruncido en cuanto se pisa el césped del conjunto inferior, y resulta ser un ‘sembrao’. Entre el estado de los campos, la apatía de jugadores acostumbrados a pelear en los más altos escenarios degradados a ir de tournée y que por esas extrañas razones parte del madridismo desprecia el Campeonato de España de Fútbol, que eso y no otra cosa es la Copa del Rey, estos encuentros se hacen bola. Un tanto de Rodrygo al Madrid ante el Cacereño (0-1) y los blancos ya están en octavos del torneo.

En una de esas decisiones que no entiende ni la CIA, Ancelotti alineó a dos finalistas del Mundial de Catar, Tchouameni y Camavinga, como titulares en Cáceres, junto a algunos futbolistas (Asensio, Hazard, Odriozola) cuyo futuro parece mucho más lejos que cerca del Real Madrid. Mientras, los cuatro canteranos convocados (Arribas, Marvel, Álvaro y Nico Paz) saban fotos con sus móviles y comprobaban la calidez de las mantitas cacereñas.

Todo ello, con un Cacereño que, refugiado en un 4-1-4-1 y con la dosis de agresividad que tiene que meterle cualquier equipo pequeño ante el bicampeón de Liga y Champions, puso en apuros al apático Real Madrid lila. Que se me entienda: poner en apuros significa mantener el partido igualado hasta llegar a un minuto donde su afición canta «sí se puede, sí se puede». Porque Andreiy Lunin era un espectador igual que el meta local, Iván Moreno.

Como suele suceder en estos partidos, los que piden minutos para reivindicarse no sólo no lo hacen, sino que cavan un par de centímetros más profunda su fosa. Si Hazard, el de los 160 millones de euros, es intrascendente contra el Cacereño, poco se puede esperar de él. Odriozola jugaba sus primeros minutos de la temporada y el físico le aguantó cincuenta minutos. Nada por aquí, nada por allá.

Por esas cosas de escopetas que cargan las meigas, el Madrid desatascó el partido en la primera jugada sin Hazard en el campo, sustituido por el debutante Álvaro. Fue un golazo de Rodrygo, uno de los Meninos Da Vila que ha dado el Santos, el equipo del malogrado Pelé, y que tiene cada partido que pasa más hechuras de futbolista de época. Si, no fue un golazo peleniano, pero sí un golazo rodrygiano con celebración peleniana. El partido acabó ahí. Jugó Arribas, lo que siempre es una extraordinaria noticia para los que aún consideramos a La Fábrica como una piedra angular en lo deportivo del club, no sólo en lo económico. Y el Madrid ya está en octavos de Copa y Rodrygo oposita al trono.