RM 0 – 0 RSOC: Remiro ahoga a un buen Real Madrid

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Algunos dicen que el Real Madrid es especialista en hacer internacionales a los porteros de los equipos a los que se enfrenta, en una de esas exageraciones tan futboleras. Pero el domingo, ante la Real Sociedad, la frase hecha tuvo más sentido que nunca. Porque el equipo blanco, que cuajó un gran partido, se estrelló contra el portero realista, que realizó un partido de altísimo nivel. Como Courtois. Como todos los futbolsitas que saltaron al campo. Fue 0-0, pero fue un partidazo, del minuto 1 al 90.

Que un Real Madrid contra la Real Sociedad va a ser un buen partido es algo fuera de toda duda. El equipo de Imanol Alguacil sabe tratar bien la pelota, se maneja con soltura en ataque y defensa y tiene un ramillete de futbolistas de muy alto nivel. En el Bernabéu, otra vez con un césped terrible, le tocó defenderse, pero supo hacerlo a buen nivel.

Y lo hizo con un Vinicius desatado, con un Rodrygo a altísimo nivel y con Benzema chisporroteando dosis doradas de su Balón de Oro, lo que tiene muchísimo mérito. El carioca anduvo burbujeante, y en el primer cuarto de hora había dejado ya dos caños, uno por banda derecha y otro por banda izquierda, de videoteca. El paulista, mientras, sigue dando un recital cada vez que juega, cada vez más seguro, cada vez más hábil en la conducción. El francés, mientras, soltó un par de detalles dignos del mejor jugador del mundo, que actualmente es lo que los premios dicen que es.

A ellos tres se unieron un Ceballos omnipresente, control y mando, y un Valverde que por fin volvió a parecerse al premundialista. Pues con todo y con eso, la Real se mantuvo con soltura en el partido. Con un Sorloth impecable en el control y descarga, con Oyarzabal y Brais con el colmillo afilado y con Take Kubo chisporroteando entre líneas. Sí, el balón era madridista de manera apabullante, pero Courtois no podía vivir tranquilo.

Eso sí, fue Remiro el héroe realista, el pulpo de La Concha nació en Cascante. El meta txuri-urdin tuvo dos muy buenas intervenciones, ante Kroos y Vinicius, para evitar que los blancos se adelantaran en el marcador antes del descanso, y tras él su figura creció aún más: paradas otra vez a Vinicius, a Ceballos, la ayuda de un cruce salvador de Zubeldia… La Real pese a todo no se rendía, ni siquiera cuando Imanol retiró del campo a Brais y a Oyarzábal. Su amenaza a la contra era constante y Courtois tuvo que emplearse a fondo a remate de Kubo mientras Sorloth desperdiciaba mandando fuera un remate claro.

Era partido de porteros. Remiro le hizo otro paradón a Vinicius, a quien tenía amargado, y el partido se conviritó en eso que los clásicos decían «a tumba abierta», con los dos equipos apostando todo a llevarse los tres puntos porque uno no servía. Modric y Asensio ingresaron al verde-poco-verde del Bernabéu por Ceballos y Valverde: toda la carne en el asador por si quedaban dudas entre los de Ancelotti. Pero no sirvió de nada.

Los dos equipos siguieron peleando hasta el último aliento buscando un picotazo. Solo uno. Pero no hubo. Así que el segundo y el tercer clasificado en Liga empataron, mientras el líder Barcelona ganaba. Y los azulgrana, sin jugar, fueron los grandes beneficiados del partidazo que jugaron entre sí sus perseguidores.

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Yo vi jugar a Del Bosque, así que llevo unos cuantos años yendo al Bernabéu. Socio desde 1986, mis recuerdos van ligados al Madrid del Di Stéfano entrenador, el de los cinco subcampeonatos, que me forjó en madridismo ante los malos tiempos, y al de la Quinta del Buitre, la poesía y las pelotas hechas fútbol. Desde 1996 dando la barrila en esto del periodismo deportivo, aunque hace años que es mi hobbie y no mi profesión.