LIV 2 – 5 RM: El Rey enfurecido

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El Rey de Europa enfureció cuando menos se esperaba. Con 2-0 en contra en Anfield en apenas cuarto de hora, ante el Liverpool, con Mo Salah desatado, el Real Madrid dio un puñetazo en la mesa y, empujado por un colosal Vinicius, a quien acabó por sumarse todo el equipo, fue capaz de pulverizar a los de Klopp y reducir la leyenda red en su campo a un montón de cenizas: dos de Vini, uno de Militao, dos de Benzema. 2-5

Que Anfield iba a ser un infierno en el arranque de partido es algo que sabía todo eso que llaman Planeta Fútbol. Todo el Planeta Fútbol… salvo el Real Madrid, que a los cuatro minutos encajó un gol, un golazo, de taquito de Darwin Núñez en una jugada a priori inocua pero que un gran pase de Mo Salah y la espuela del uruguayo conviritieron en la picadura de una cobra. Ponerse 1-0 en contra en Anfield contra los reds a los cuatro minutos suele ser señal de luto, más aún en el día del fallecimiento de Amancio Amaro, icono yeyé, presidente de honor del club blanco, homenajeado por los red.

Luto acrecentado porque a los catorce minutos, con el Madrid tratando de aferrarse al partido como fuera, sucedieron una serie de catastróficas desdichas, una detrás de otra, que firmaron el 2-0. Se escurrió Alaba en el centro del campo. Se escurrió Camavinga en el centro del campo. El Madrid perdió el balón, pero lo recuperó Carvajal, que le cedió el balón, blandito a Courtois. El héroe de París controló mal, el balón le golpeó en la rodilla, y permitió que Mo Salah le fusilara a placer y a puerta vacía. 2-0 y todos los demonios, un recopilatorio de los Beatles mismamente, enfurecidos sobre el Rey de Europa.

Aquello apestaba a debacle blanca. Pero sobre el estadio emergió un chiquitín brasileño que se ha convertido en todo lo que está siendo el Real Madrid esta temporada. Lo bueno y lo malo. El fútbol de alto nivel y la ofuscación y la bronca. Tocó lo primero. Y del bombardeo de Anfield resurgió Vinicius. Metidísimo en el partido, con ganas de salseo pero del de verdad, del de bailar por alegría. Primero, sacándose un golazo de la nada, con un zurriagazo impresionante. Y más tarde, de rebote, sin querer, mirando a otro lado, en un error de Alisson como poco igual de mayúsculo que el anterior de Courtois.

Vinicius era ya el terror de las nenas. La defensa del Liveepool se aterrorizó mientras al Madrid se le aparecía la Virgen: se lesionó Alaba, salió Nacho y los reds, con Mo Salah por fin maniatado, se acabaron. Era cuestión de tiempo. Pudo ser antes del descanso, cuando Henderson le rebañó bajo palos a Rodrygo la jugada del 2-3. Pero tuvo que ser tras la reanudación: Militado, en jugada de pizarra, adelantó a los blancos. Y Benzema, que estaba muy tibio, resurgió no se sabe bien de dónde para pegar dos mazazos consecutivos y reducir Anfield a escombros: nadie en Europa había marcado cinco goles allí, hasta que llegó el Rey de Europa, el Madrid de Ancelotti.

El curso pasado remontaba en los partidos de vuelta y en esta edición ha decidido remontar en los de ida. Redoble de tambor, aunque aún queda el Bernabéu. Pero este Madrid, ya lo avisaba Klopp, es una cosa muy seria cuando en el ambiente se huele a orejona. La vida sigue igual.