RM 6 – 0 VAD: Los tiempos de Benzema

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Dosificar a Benzema, y a Kroos, tiene recompensa. Los tiempos de Karim, y los de Toni, a su edad, son los que son. Tras dos semanas de parón de selecciones, ambos lucieron como si hubieran pasado las vacaciones en un spa. Un hat-trick del francés en seis minutos y medio y un buen partido del alemán le sirvieron al Real Madrid para meterle una docena al Valladolid (6-0) con Rodrygo, Asensio y Lucas Vázquez redondeando el marcador. El título liguero está imposible, pero sigue habiendo vida en otros lares si se juega así.

Si Ancelotti necesitaba una señal para darse cuenta de que los buques insignia de este equipo, los que más años tienen, deberían dosificar los minutos, este parón de selecciones debería servir de sobra. Dos semanas después de la derrota del Camp Nou que puso imposible el título liguero, con los catorce días de fechas FIFA, Kroos y Benzema parecieron dos aviones, los que eran no hace mucho. Dos futbolistas fabulosos y absolutamente diferenciales en el mundo actual.

El partido comenzó raro para el Madrid, o no tanto: de Domingo de Ramos a las 16:15, cualquiera a esta hora que no esté procesionando está o de sobremesa o durmiendo. El Valladolid agarró al Madrid de las solapas y le pegó dos zarandeos, pero no pasó de ahí: Roque Mesa al palo en el 9 tras errores de Militao y Alaba, y remate desviado de Monchu llegando de segunda línea porque el centro del campo andaba a sus cosas (que no eran hacer coberturas, precisamente).

El Bernabéu se cabreó. Mucho. Una pitada de esas de las que duelen, y era el minuto trece. Y el Real Madrid se enfundó los guantes y en media hora pletórica liquidó al equipo presidido por Ronaldo Nazario. Una recuperación de Camavinga, una velocísima transición de un Asensio que rendía a buen nivel y finalización fulgurante de Rodrygo: 1-0. Era el décimo gol del brasileño esta temporada (nunca había alcanzado esa cifra de blanco, este curso también lleva ocho asistencias). Pero aunque podría ser un espejismo, no lo fue. De repente apareció Benzema con todos los sensores haciendo chiribitas, las luces parpadeando y el martillo pilón conectado al circuito principal: pam, pam, pam. Tres goles en seis minutos y treinta segundos, los que van del minuto 28:38 al 35:08. Y el resultado más que decidido: 4-0, así se llegó al descanso.

A la vuelta, el Madrid compareció siendo el Madrid, faltaría más. En la primera jugada, Kike Pérez empotró el balón contra el poste de Courtois, segunda madera albivioleta. Pero fue un espejismo. Los de Ancelotti durmieron el partido, el Valladolid intentaba morder pero tenía menos dientes que un bebé y los blancos, mecidos por el solecito de la tarde primaveral, a veces se revolvían en la cuna para avisar de que estaban en un sueño ligero y que si había guerra, despertarían: un poste de Rodrygo, un gol anulado al brasileño por mano previa de Vinicius…

Ya estaba sobre el campo Hazard (recibido con silbatina general), y tras ese gol anulado entró Vallejo. No, no se puede decir que el partido tuviera mucha tensión competitiva, era un discurrir plácido del tiempo esperando el final del encuentro. A Asensio, que estuvo a buen nivel, le dio tiempo a redondear la manita tras pase de Rodrygo, el brasileño bueno. Y Lucas Vázquez metió la docena de magdalenas en la bolsa a centro de Hazard. El Madrid sigue a una distancia sideral del Barcelona en Liga. Pero llega la Copa el miércoles. Y la Champions la semana siguiente. Hay vida.