RM 2 – 3 VILL Chukwueze congela el clavo

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En la temporada 2006-2007, el Real Madrid protagonizó un milagro liguero conquistando el título tras una remontada salvaje ante el Barcelona, con apariciones divinas en los últimos minutos de varios partidos propios y ajenos. Se le llamó La Liga del Clavo Ardiendo, a lo que se asió el equipo blanco para obrar el milagro. Pero en 2022-2023 no tiene pinta de que sea así. Un nigeriano llamado Samu Chukwueze metió el clavo en un congelador, lo metió en hielo, se lo llevó a Siberia y para terminar comercializó un helado con su sabor. Dos goles y un partidazo del jugador del Villarreal le dieron el triunfo a los amarillos en el Bernabéu (2-3) y sepultaron definitivamente. las aspiraciones ligueras blancas

Tras el 0-4 del Camp Nou en Copa, a cuatro días de recibir al Chelsea en cuartos de Champions y con la sideral distancia con el líder liguero, era obvio que Ancelotti rotaría. Y vaya si lo hizo. Seis caras nuevas respecto a la exhibición barcelonesa, sólo Courtois, Alaba y los tres de arriba repetían. Al Madrid se le puso cara de bebé lobo: mucha dinamita arriba pero con poco cuerpo para correr por la Sierra de Gredos.

La sensación se acrecentó viendo jugar a Ceballos, que cuando es el encargado de llevar el peso de todo el Real Madrid no está cómodo y le tira la sisa por todos los costurones. Bajaba demasiado a recibir, no jugaba a un toque, corría hacia atrás, no le daba dinamismo al equipo… No fue un buen partido del sevillano. Como tampoco lo fue de la zaga del Villarreal, cometiendo errores de bulto. Reina iba manteniendo con pulso al submarino amarillo hasta que Pau Torres, tras una buena jugada individual de Asensio, un acto de fe de Vinicius persiguiendo un balón al que parecía no llegar y un remate del balear que tropezó en el zaguero villarrealense llevó el 1-0 al marcador.

El Villarreal se movía bien, excepto en la salida en su propio campo. Pero no tenía punch. Yeremy Pino estaba demasiado enredado con Rúdiger en un pique estúpido, de esos que acostumbra a tener Vinicius (que se las tenía tiesas con Foyth), Lo Celso era el único que le daba verticalidad al equipo y Baena llegaba de segunda línea con tanta mala leche como poca puntería. Sólo faltaba que a la fiesta se uniera un Chukwueze apagadillo en el arranque.

Pero cuando decidió entrar en el partido, la balanza se desniveló. El Madrid no atinaba con el estoque, desaparecido Benzema y fallón en el remate Rodrygo, y el nigeriano comenzó a convertirse en un torbellino que además casi provoca la expulsión de Tchouameni, en una jugada que incomprensiblemente no revisó el VAR quién sabe por qué. Fue precisamente Samu el que hizo el 1-1, tras recortar a Nacho en una baldosa y clavar un zapatazo ante el que nada pudo hacer un Courtois que en el alargue del primer tiempo salvó un remate de Foyth (¡qué lateral!) que se colaba. Remates al descanso: cinco del Madrid, diez del Villarreal. Todo está dicho.

Las cosas mejoraron ampliamente para el equipo de Ancelotti nada más iniciarse el segundo acto. En una jugada que comenzó con una espaldinha de Vinicius, el brasileño recibió posteriormente el balón rodeado por cuatro contrarios, que viendo la superioridad numérica se relajaron, hoy por ti mañana y por mí, y Vini, con un tremendo caño a Mandi, se plantó ante Reina y le superó por bajo. Un gran gol del veinte blanco.

Pero fue un espejismo: el partido volvió a tomar los mismos derroteros que antes del descanso, con el Villarreal manejando el tempo del partido y atacando con muy mala idea, y el Madrid intentando que su trío atacante (que pronto se quedó en dupla porque Ancelotti dio descanso a Benzema) sentenciara. Yeremy Pino tuvo dos buenas ocasiones, que no materializó, y el Madrid trataba de resistir, pero no pudo hacerlo en una internada de Chukwueze, quién si no, por la derecha cuyo centro, tras un rebote, embocó Morales. Revisó el VAR porque el tanto fue anulado de primeras, pero era el 2-2.

Ancelotti tuvo que tirar hasta de Modric, a ver si conseguía amarrar los tres puntos. Lo intentó Asensio, sin suerte. Alberola señaló un penalti por una mano de Mendi que el VAR determinó que no tenía dedos, sino que era pecho. Rodrygo acarició el poste tras una virguería de Vinicius. La Liga se le escurría aún más al Madrid y tocaba agarrarse a un clavo ardiendo, un clavo que ya no ardía porque Samu Chukwueze lo había ultracongelado. Este año, la Liga va a ser que no.