RM 1 – 1 CIT: Zurriagazos salvadores

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Fue un partidazo, donde los goles se marcaron en el peor momento de cada uno de los dos equipos, pero que se agarraron a la eliminatoria a base de un zarpazo. Vinicius adelantó al Real Madrid, De Bruyne empató, dos zurriagazos sensacionales desde fuera del área cuando sus respectivos equipos boqueaban buscando aire. Real Madrid y Manchester City empataron (1-1) y dejaron todo para la vuelta, un encuentro que será apoteósico. Como lo que se vivió en el Bernabéu.

El Real Madrid tiene su propio atuendo para la Copa de Europa, o la Champions, o como quieran llamar a esta competición. Le podrá gustar más o menos, pero es el que llega a la fiesta siempre con la misma ropa, alejado de modas, el pureta clásico de discoteca. Pero guiña un ojo y la orejona le pone ojitos. Nadie acierta a entender por qué si no es madridista, pero los aficionados de ese club saben perfectamente el por qué. No desvelaremos aquí el secreto.

El City de Pep saltó al Bernabéu como una caravana de solteros al típico pueblo donde las mozas buscan novio y lo anuncian por la tele. Guapos, con hechuras, todos sonrientes y bailarines de lo que le pusieran por delante. Un equipo además de posibles, que parné les sobra. Comenzó el partido y los sky blues, vestidos con una camiseta más parecida a la de unos presidiarios de una cárcel de Nebraska, se quedaron el balón y no lo soltaron. El Madrid, directamente, no lo olía. Era un abuso.

Pero era un abuso distinto al de la temporada pasada. Porque el 2022, el City llegaba, llegaba y llegaba. Y en 2023, llegó un par de veces en disparos desde fuera del área pero lo que hacía, jugando a un ritmo escandalosamente lento, era aburrir a las ovejas,. El Madrid no hacía nada por cortocircuitar las eternas posesiones de su rival, Haaland y De Bruyne maniatados ante la lentitud del juego, así que la cosa era aburrida. O eso parecía, porque en el minuto 36, Camavinga vio que había una chica a la que le quería poner ojitos, se pegó un acelerón, conectó con Modric, éste le hizo llegar el balón a Vini y el brasileño se sacó un zambombazo atómico para hacer el 1-0 ante la incredulidad de un City que se deshizo como un azucarillo hasta llegar al descanso.

A la vuelta de vestuarios, el Madrid además cambió de arriba a abajo. De repente, quiso tener el balón, quiso morder a su adversario en su campo, quiso lanzarse a por la eliminatoria a intentar resolverla. Y se convirtió en un gigoló, lanzado a por su presa. Con Modric exquisito, Kroos comandando todo lo que sucedía sobre el campo y el imperial Camavinga minimizando a todo el centro del campo del City, a los de Ancelotti sólo le fallaban dos cosas: que Benzema andaba falto de precisión y que el colegiado, el portugués Artur Dias, se comió unas manos de Grealish dentro del área inglesa. Los ingleses estaban noqueados, avasallados.

Pero son muy buenos. Y en una jugada en la que Camavinga dejó un balón suelto en una zona muy peligrosa, De Bruyne clavó un zapatazo inapelable en la portería de Courtois, cuando peor estaba su equipo, cuando mejor estaba el Madrid. Los de Ancelotti no se rindieron, y el City fue capaz de agarrarse a la eliminatoria cuando parecía que estaban fuera. Tchouameni dispuso de la mejor ocasión, en el alargue, pero la amenaza era constante. La vuelta va ser infartante, porque la chica todavía no ha decidido con quién va a pasar la noche de Estambul.