Además, he valorado otros puntos, porque hay veces que uno hace todo lo posible y, por lo que sea, no se gana. De haber sido ese el caso, con mi afamada benevolencia, habría otorgado un más que probable APROBADO. Pero no, va a ser un SUSPENSO ABSOLUTO.
Configuración de la plantilla. APROBADO-BIEN. El verano se saldó básicamente con las bajas de Alonso, Di María, Morata y Diego López y con las altas de Kroos, James, Chicharito y Navas. Puesto por puesto no salíamos perdiendo con estas operaciones: Kroos mejoraba a Alonso, James era algo incógnita aunque salió bien, Chicharito era mejor que Morata y Navas había sido de los mejores porteros del Mundial, con lo que al menos podía igualar el rendimiento de Diego López. Nadie contaba, sin embargo, con una salida 'de facto' de un jugador muy aprovechable al menos en lo físico: Khedira. Y no es que Khedira fuera santo de mi devoción, pero si no estaba él alguien debía cumplir ese papel de acaparar espacio y poder hacer presión alta cuando así se requiriera. Y a Casemiro lo mandamos cedido a Oporto. Aquí está el primer gran error del club-secretaría técnica: no ver venir que Khedira no iba a renovar y dejar escapar a un jugador con talento, físico y con ya algo de experiencia en el club en grandes citas, como el año pasado en Dortmund: Casemiro. No obstante, no podemos decir que el Madrid tirara la temporada durante el verano pasado.
Gestión de las competiciones. SUSPENSO. Una vez ganada la Supercopa Europea y perdida la Española, la Copa se afrontó de forma incalificable. Si no quieres invertir en una competición, lo mejor es acudir a ella desde el principio con ese ánimo. Podíamos haber acudido a Cornellá con el Castilla y despedirnos honrosamente. O haber acudido a jugar contra el Atlético de Madrid con ese mismo equipo B, dando a entender que esa competición, este año, no interesa. Se pierde y no genera ninguna tragedia, ni mofa en el rival, ni pesadumbre en la afición. Pero lo peor que se puede hacer es lo que se hizo: acudir con lo mejor que se tiene pero con la actitud de "este año pasamos un poco de esto". Porque, primero, cansas física y psicológicamente a tus estrellas, generas una alegría en el rival y una tristeza en tu afición, con lo que comienzan los runrunes. En Inglaterra los equipos top llevan años jugando la Charity Shield con el equipo C, incluso eliminatorias de relumbrón como un United-Liverpool. La derrota de uno de ellos no genera ningún trauma porque se ve a la legua que han acudido con un equipo MUY suplente. Pero con Carlo, era evidente que se iba a hacer lo que se hizo: el típico "sí pero no".
Con respecto a la Liga, tres cuartos de lo mismo: mientras duró la ambición de mantener el absurdo record de victorias consecutivas, los jugadores lucharon por cada victoria como si fuera una final, lo que casualmente llevó a tener una notable ventaja en la tabla. En el momento en que se perdió el récord y bajaron a lo terrenal, lo que coincidió con la llegada de la musiquita de Champions, la Liga apareció en el calendario del club como un molesto grano que había que jugar por obligación cada semana. Y así se gestionaron los partidos: leeeentos, aburriiiidos, y a la espera de que la calidad y esa gran mentira que es la "pegada" del Madrid hicieran el resto. Si juegas a eso durante 20 partidos, al final hay 6 ó 7 que se te complican más de la cuenta, y, de esos, llegan esos 3 ó 4 resultados negativos inesperados que te hacen caer en la clasificación. De esta forma tan absurda se llega al partido del Camp Nou y te ves a 4 puntos del líder. Entonces, en otro alarde de calamidad absurda, llega la manida "confabulación de la plantilla", la "conjura", la "piña" y demás memeces para lograr, en el mejor de los casos, lo que ha ocurrido: fundir a la plantilla físicamente para no llegar a tiempo de la remontada porque el rival no se va a dejar 4 puntos así como así, y porque sigues teniendo la Champions, que te despista.
Con todo, esta nefasta gestión de Copa y Liga podría haber derivado en una concentración de esfuerzos en la Champions. Es decir, jugar cada partido de Champions como una auténtica final, como si no hubiera mañana. Pero… de nuevo NO lo hacemos así. Pudimos caer contra el Schalke en el Bernabéu, porque, no lo olvidemos, nos clasificamos por un gol y achicando balones en nuestro área. Es decir, ese día ya gastamos una bala de la suerte. Pudimos caer contra el Atlético, porque el partido de ida lo tiramos, pensando como siempre, de forma errónea, que el Bernabéu es inexpugnable y que mejor decidir la eliminatoria en casa. Sólo el planteamiento ramplón de Simeone y, no lo olvidemos, una diferencia de calidad abismal, hizo que el Madrid marcara en el 87 el único gol de la eliminatoria. En la ida Godín estuvo a punto de marcar el 1-0 cerca del final, pero no lo hizo. Ese día gastamos otra de las balas de la suerte. Contra la Juve planteamos el partido de ida, de nuevo, a la defensiva. No en el sentido de defender, sino de "dejar pasar el tiempo y que nada ocurra". El gol de Morata espoleó, como ocurre siempre, el ánimo del Madrid y ahí, cuando quiere, es cuando demuestra que puede. Se marcó el empate, se tuvieron ocasiones… pero llegó el descanso y de nuevo se salió de la caseta con la máxima de "ya hemos marcado, hay que dejar que pasen los minutos”" Y, de nuevo, llegó el gol rival, esta vez al cometer un penalti fruto de excesiva efusividad, falta de experiencia y de saber estar en una eliminatoria de este tipo. Tras el gol, otra vez el Madrid se enfundó el traje de faena y de nuevo encerró a la Juve en el área, si bien esta vez no consiguió marcar (porque no siempre que se rema contra corriente se consiguen los objetivos).
En el fútbol de hoy en día, jugar el primer partido fuera de casa es sinónimo de que tienes que salir de allí con ventaja. Hay que leer la extraordinaria presión que soporta el equipo local en ese caso para darlo todo y poco menos que sentenciar. O al menos llegar a la vuelta con un marcador favorable. Perder por la mínima era antaño un gran resultado, y perder por 2-1 era casi tenerlo en tu mano. Hoy es al revés, como el Real Madrid ha podido comprobar en innumerables ocasiones en los últimos años. Al máximo nivel, incluso aunque tomes ventaja en el marcador, los partidos tienden a igualarse. Y el factor psicológico es tan grande que atenaza al equipo local y envalentona al visitante. Por momentos pareciera que es el equipo que va por debajo de la eliminatoria el que va por encima y viceversa. Al Real Madrid le pasó con el Bayern, con la Roma, con el Lyon… y ayer le volvió a pasar con la Juve. ¿El error de la eliminatoria? Los arranques de primer y segundo tiempo en Turín, es decir, lo que ocurre tras las instrucciones del técnico.
Gestión de minutos y roles de la plantilla: SUSPENSO. Los suplentes sólo han cumplido un papel en el Madrid cuando han existido lesiones de los titulares. Cuando estos suplentes han dispuesto de minutos, han demostrado que no son mancos precisamente. Chicharito ha estado completamente desaprovechado. Sólo con la lesión de Benzema saltó a cancha, cumpliendo con notable. Con Ancelotti, como ocurría con Del Bosque, cuantas menos cosas le puedan echar en cara, mejor para él. Son entrenadores que siempre prefieren "jugársela con los mejores”" de forma que si pierden, nadie pueda decirles que quitó a Fulanito o que no jugó con Menganito. Lo que viene siendo un entrenador nefasto y un peor aún gestor de plantilla. Cualquier comparación entre la gestión de la plantilla del Madrid con la de nuestro máximo rival en España y en Europa es vergonzante, siendo además que unos han tirado competiciones y otros no.
Es cierto que Jesé no parece el del año pasado, pero es que en ningún momento se le ha introducido en el ritmo de competición. Illarra ha cumplido de forma aceptable, y podría haber sustituido a Kroos en muchísimos minutos de Liga. Del mismo modo Nacho podría haber quitado minutos a Pepe o Ramos, Arbeloa a Carvajal o Marcelo. De Lucas Silva mejor no comento nada.
En el caso de Chicharito, además, Carletto –y me temo que la mayoría de la gente- se equivoca con el rol. Cuando Chicharito y Benzema han estado sanos Ancelotti ha tenido al mexicano como jugador "revulsivo", cuando técnicamente es todo lo contrario. Los partidos comienzan con pocos espacios, defensas vivas, todos a tope… Y en ese medio es Chicharito el que se desenvuelve bien. Es capaz de rematar en poco espacio, pelearse y buscarse la vida. Con el paso de los minutos los partidos se abren, aparece el cansancio y los espacios. Y ahí es donde Benzema se maneja mejor. Y donde Chicharito no se maneja tan bien, porque no es un jugador rápido.
Al llegar al tramo clave de la temporada, muchos jugadores que, no lo olvidemos, han tirado la Copa y buena parte de la Liga y que se han dejado los cuernos cuando ya era imposible remontar, han llegado fundidos. Exactamente igual que el año pasado. Cristiano, que empezó como un tiro y que tuvo un bajón desde diciembre, ha llegado a final de curso impactando muy poco en el juego del equipo. O impactando para mal. Sigue siendo buenísimo en el remate, pero no para participar todo lo que lo hace, ni, desde luego, para tirar libres directos.
El tema Casillas. Es bastante paradigmático sobre el comportamiento y la ausencia de personalidad de Carletto. En lugar de aprovechar la Décima para reafirmarse en su poder y quitar definitivamente a Casillas de la titularidad, intenta pulir el único punto por el que la Prensa le atacó el año pasado y cede a sus deseos. Una vez más, porque piensa que "si pierde", al menos no le van a echar en cara que no puso a Casillas, que es lo que la Prensa defiende que hay que hacer. Supongo que a eso se refería la prensa con lo de que Carletto iba a traer la paz. Una paz sin títulos, eso sí.