Aunque lo cierto es que Di María está dispuesto a jugar en el Principado a las órdenes de Claudio Ranieri, en las oficinas del Real Madrid no le van a poner una alfombra de salida. Se considera que su venta haría un auténtico roto a Ancelotti, dejando la plantilla muy mermada. El italiano es el primero que ni se plantea la venta del sudamericano, un jugador único en el plantel blanco.
Hace unos días, Dmitry Rybolovlev, el dueño del Mónaco, negoció con Florentino Pérez el traspaso de Di María, dando el visto bueno el propio jugador. No obstante, en las oficinas del Bernabéu no se contempla la venta, a no ser que la oferta fuera astronómica y se pudiera reemplazar al argentino con otro elemento del mismo nivel o superior.
En pleno mes de diciembre, la venta de un jugador como Di María supondría un grave quebranto para Ancelotti, pues en esta época del año el mercado no ofrece lo mismo que en verano. Por ello, el argentino, a día de hoy, tiene muy pocas opciones de abandonar el Real Madrid por muchas ganas que tenga. Por muchos millones que ofrezca el millonario ruso, no se atisba ninguna posibilidad de contratar un sustituto de plenas garantías.
Di María está decidido a emigrar al Principado, al considerar que no se le está respetando por parte del club. El Mundial de Brasil está a la vuelta de la esquina y el zurdo considera que en su situación podría perder opciones de estar en el once de la selección albiceleste. Estará en la lista de Sabella, pero algo muy distinto es ser titular. Di María estima que lo tendrá complicado si no acumula los minutos necesarios.
Un caso similar es el de Morata. El atacante es un jugador cotizado a pesar de su juventud y corta experiencia en el fútbol de elite. El Real Madrid no tiene pensado desprenderse del atacante en el mercado de invierno. Como en el caso de Di María, su salida dejaría la plantilla corta de efectivos en ataque, con tres competiciones por delante. Por ello, el delantero, que continúa estando a la sombra de Benzema, no parece que vaya a desaparecer del mundo madridista.
Fuente: El Confidencial