Desde Lisboa, los partidos contra el Atlético, seis, han sido casi un calco, y en todos ellos no se ha producido ninguna victoria del Real Madrid. Pero hay un hecho que llama poderosamente la atención: en cuatro de esos seis encuentros el Atlético ha conseguido ponerse por delante en el marcador antes de que se cumpliera el primer cuarto de hora de encuentro. El Madrid suele salir falto de intensidad al césped desde Lisboa y eso el Atlético lo aprovecha a las mil maravillas.
En la vuelta de la Supercopa, tras el 1-1 de la ida, Mandzukic hizo el 1-0 en el Calderón (único gol del partido) a los dos minutos de juego. En el primer derbi liguero del curso (1-2), fue Koke el que anotó el 0-1 en el Bernabéu a los nueve minutos. En la eliminatoria de Copa, tras el 2-0 de la ida, Fernando Torres marcó en la vuelta al minuto de juego. Y en el segundo enfrentamiento liguero entre ambos equipos, el humillante 4-0, fue Tiago el que a los catorce minutos abrió la lata. Saltar al campo enchufados desde el minuto uno, sin lagunas de concentración y sin dejarse amedrentar por el juego rival, es perentorio.