El Madrid se mantiene jugando con la seña de identidad de Benítez: presión alta, pero tan alta que a la que el adversario sale de ella se encuentra con medio campo para tratar de explotar su velocidad. El Valerenga, animoso pero poco más, tuvo tres contras peligrosas durante el partido, y en una de ellas Keylor Navas (titular al principio, cambiado en el descanso por Casilla) anduvo providencial evitando un disgusto. Mientras, en el esquema de Benítez Bale continúa siendo un elefante en una cacharrería, y por si fuera poco con cascabeles atados a la coleta. Demasiado lento para recibir de despaldas, demasiado veloz para explotar esa potencia en una baldosa; demasiado tronco para evitar con un control a la jauría que suele amontonarse por los andurriales donde le toca jugar, demasiado hábil como para intentar jugar de primeras en ocasiones que lo mererían.
Así que el crédito de Bale, tras su vulgar temporada anterior, comienza a estar bajo mínimos ante una afición que aún le espera. Pero al galés o le suena el despertador pronto, y necesita que empiece a sonarle ya, o puede pasar un año complicado en el Bernabéu. Todo lo contrario que Marco Asensio, que volvió a jugar unos minutitos, precisamente reemplazando a Bale, y dio muestras de su descaro, su desparpajo y de su hambre. Bien es cierto que el ex del Mallorca tiene un puntito más que sus compañeros, tras haber ganado el Europeo Sub-19 hace apenas 21 días, pero esa sensación de querer comerse el mundo es precisamente lo que se echa de menos en Bale.
El Madrid dominó el partido a placer durante los 90 minutos, salvo esos sustitutos al contragolpe, y manejando la posesión con una facilidad pasmosa. Odegaard, titular, le puso todas las ganas del mundo ante sus paisanos, pero no anduvo acertado en la ejecución final, sí en todo lo demás: cuando debía chutar centraba y cuando debía pasar, tiraba. Está verde, sí, pero el chaval es buenísimo. El partido también dejó la dicotomía en la que se desenvuelve Casemiro. El brasileño tiene imán para que todo balón que pase por el centro del campo caiga al final en sus botas, pero cuando se trata de organizar el juego ofensivo, si el rival se repliega se le cierran las persianas, la mosquitera y se le funden las bombillas. Su papel parece reservado para partidos en los que asegurar la portería propia sea obligatorio, no tanto para cuando haya que ganar sí o sí.
En la segunda parte fue el turno para ver a los meritorios, a Illarra (nada exigido y de nuevo muy lento en ataque), Cheryshev (siempre efervescente), Lucas Vázquez (trabajador incansable) y Borja Mayoral (quien tuvo una y se la sacó el portero del Valerenga en la mejor ocasión blanca del partido), mientras que Carvajal volvió a demostrar que la llegada de Danilo le ha hecho ponerse las pilas y rendir a plenitud, gran momento de forma el suyo. Debutó Rubén Yáñez por fin en la portería madridista y Marcos Llorente se llevó como premio tres minutitos de partido.
La ficha del partido
0 - Valerenga: Burchert (Moller 81’); Lundstrom, Nakkim. Waehler, Nasberg (Kristiansen 70’); Grindheim (Zahid 46’). Berge (Totland 81’); Fredheim-Hol (Abdellaoue 32’), Hallberg (Tollas 52’), Lindkvist (Larsen 46’); y Omarsson (Brown 46’).
0 - Real Madrid: Keylor Navas (Casilla 52’, Rubén Yáñez 82’); Danilo (Carvajal 46’), Varane, Nacho (Marcos Llorente 87’), Marcelo (Arbeloa 46’); Modric (Illarra 46’), Casemiro (Kroos 46’); Odegaard (Lucas Vázquez 48’), Bale (Asensio 67’), James (Cherysev 46’); y Jesé (Mayoral 57’)
Árbitro: Svein Oddvar Moen, noruego. Amonestó a Varane (63’)
Incidencias: Ullevaal Stadium de Oslo. Lleno: 28.000 espectadores