El mejor Madrid de siempre

0
El Madrid ganó la Supercopa arrollando a su rival
-publicidad-

Pasados los primeros quince minutos de partido, cuando ya Marco Asensio se había encargado de dejar claro que su pierna izquierda es uno de los principales tesoros que guarda el fútbol mundial, el madridismo era un inmenso oasis de felicidad y satisfacción plena. Casi de éxtasis. Y no porque a esas alturas ya estuviera suficientemente claro que el Barcelona no tenía la menor posibilidad de poner en riesgo la conquista de la Supercopa, sino por la exhibición de compromiso y esfuerzo sin limite que los jugadores de Zidane hacían de cada jugada. Nada ‘le pone’ más a un madridista que la impagable emoción de ver a su equipo dejarse hasta el ultimo aliento en cada balón y que la presión sobre el contrario, ni te cuento si encima va vestido de azulgrana, se convierta en cuestión de vida o muerte. Si algo enciende a un aficionado del Madrid por encima de cualquier otra cosa es justamente esa especie de pacto con la agonía y la supervivencia, y pocas veces como ante el Barça se puede tener la oportunidad de honrar tanto el  escudo y la camiseta como quedó plasmado en esta Supercopa tan blanca como emotiva.

Se merecía el Madrid este homenaje de fútbol total porque muy pocas veces se ha intentado empañar de forma tan cicatera una victoria de prestigio en el Camp Nou como la del partido de ida de esta Supercopa. La injusta expulsión de Cristiano Ronaldo y su desproporcionada sanción de cinco partidos secuestraron por completo los efectos mediáticos y de debate de una victoria tan brillante como incuestionable. Un triunfo cuyo valor adquiere una dimensión casi épica recordando el campo de minas que para el Madrid supuso el arbitraje del vizcaíno De Burgos Bengoetxea. Se empeñaron algunos en querer arrebatar de cuajo los efectos futbolísticos de un segundo tiempo magistral y lo único que han conseguido es generar una fuerza incontenible de voracidad y ansias de seguir ganando. Contra todo y contra todos. El viejo Madrid de siempre. El que sólo entiende de sufrimiento y gloria. De sudor y victorias. De sangre y títulos.

Asusta pensar en lo que es capaz de seguir ganando este equipo. Después de conquistar la Supercopa de Europa ante el Manchester United de Mourinho, han bastado pocos días para pasar por encima del Barcelona y empezar a hablar de la muy real posibilidad de ganar todos los títulos de la temporada. Nada de prepotencia. Ningún ataque de innecesaria soberbia. Simple realidad. La sencilla consecuencia de seguir demostrando de forma arrolladora que no hay en el mundo plantilla como la del Real Madrid y que ningún entrenador como Zinedine Zidane está en condiciones de sacar petróleo de cada decisión y de hacer de su gestión con el vestuario un magisterio que sólo los imbéciles pueden poner en duda. Estamos seguramente ante el mejor Madrid de siempre. Un equipo que no se pone límites y que está empeñado en mejorar la historia.