Bernabéu y la tormentosa salida de Di Stéfano

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Tengo la inmensa fortuna de haber tenido a Don Santiago Bernabéu muy presente en mi vida. Mi hermano Alfonso estudió desde los cuatro años con José Luis Valenciano, sobrino-nieto del eterno presidente madridista y su amistad sigue imperecedera en el tiempo. Asimismo, y debido a mi antigua profesión, tengo trato muy cercano con personas que trabajaron con Don Santiago en el club ya en la década de los 50, 60 y 70, algunas de ellas siguen afortunadamente vivas. Y una de ellas vivió en primera persona la marcha de Di Stéfano del club, una salida tormentosa, indecorosa, casi violenta. Dos personas que cambiaron el signo del Real Madrid y lo convirtieron en lo que es hoy en día dejaron de hablarse para siempre. Y esto que viene a continuación no es sino el relato de un desencuentro.

Fue al término de la temporada 1963-1964. En aquella época, al término de la temporada, el entrenador y su cuerpo técnico, ese año encabezado por Miguel Muñoz, presentaban ante la junta directiva de Santiago Bernabéu el balance deportivo anual, exponían las bajas y solicitaban refuerzos en determinadas posiciones, sin nombre: el presidente, Don Santiago, ya se encargaba de traer «un central», «un extremo» o «un interior».

Ese año, en el listado de salidas entregado a Don Santiago y a su directiva, figuraba en primer lugar el nombre de Di Stéfano, que ya había tenido serios desencuentros con Muñoz. Cuando le fue entregado a los directivos, la incredulidad se apoderó de todos ellos. «Señor presidente, no podemos hacer esto», le dijeron. «¿Cómo que no?», respondió Bernabéu. «Todos los años Miguel Muñoz nos da esta lista y todos los años le hacemos caso en todos los nombres. Avisen a Don Alfredo que tengo que hablar con él para comunicarle la noticia».

No sé si fue ese mismo día, al día siguiente o una semana después. Pero obviamente sucedió. Don Santiago, en presencia de la Junta Directiva, se reunió con Di Stéfano para comunicarle que no iba a continuar en el club la siguiente temporada, que la etapa del jugador más importante del Real Madrid en su historia había terminado. Y no: no hubo fastos, fanfarrias, partido de homenaje, vueltas de honor, vítores… Lo que hubo fue un enfrentamiento verbal entre Don Santiago y Don Alfredo de una tensión elevadísima, entre dos caracteres muy fuertes.

Aquello acabó como el Rosario de la Aurora. Di Stéfano se marchó de la sala de juntas jurando en arameo y dando un portazo. Don Santiago se giró hacia su gerente, el sevillano Antonio Calderón, y le espetó delante de los presentes: «Antonio, asegúrate de que este hijo de puta no vuelva al Real Madrid ni de botones mientras yo sea presidente». Dicho y hecho. Don Alfredo di Stéfano no regresó a trabajar a Concha Espina hasta 1982. Cuatro años después del fallecimiento de Don Santiago y 18 después de su marcha. Las salidas por la puerta de atrás de los grandes jugadores del Real Madrid es, por la razón que sea, también ADN madridista. Quizás llegó el momento de cambiarlo.

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