TOT 0 – 2 LIV: El Rey de los Seis Reinos

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Fue el Liverpool menos Liverpool que se recuerda, al menos el menos parecido al libreto habitual de Klopp. Pero ganó la Champions, y esto al final es lo que cuenta. Los reds tienen seis por algo, porque esta competición, esa copa con orejas, se deja seducir por esa camiseta roja, por el You’ll never walk alone. La Copa de Europa les quiere, como a unos chavales de blanco cuyo estadio está a tiro de piedra del Metropolitano. Y como diría Di Stéfano, no me la merezco pero la trinco. Eso hicieron los de Klopp. Goles en el minuto dos, de Salah penalti, y en el 88, de Origi, en un despiste morrocotudo de unos Spurs que lo estaban dando todo para remontar. 0-2. El Liverpool es el nuevo Rey de los Seis Reinos, ya tiene seis en su parche: seis reinados.

El partido fue muy raro. Para empezar, porque a los 24 segundos un pelotazo de Mané al área golpeó en Sissoko en la mano. Y fue penalti, porque justo la nueva regla, la que decreta que ya no hay voluntariedad o involuntariedad en las manos dentro del área, entró en vigor 24 segundos antes. Lo marcó Salah y el partido convulsionó tanto que derivó en un pestiño insufrible. El Tottenham, porque empezar perdiendo tan pronto una final de Copa de Europa fue un trastazo muy doloroso. El Liverpool, porque no sabía si ir o volver, si atacar o defender, si presionar o replegarse. Así que el primer tiempo fue un puro bostezo. Un espanto.

La segunda mitad fue diferente, y mucho. Porque Pochettino lanzó a su equipo a por todas. Logró sacudirse el miedo y al menos lograba acercarse a Alisson, que tuvo algunas paradas de mérito. Kane tomó las riendas del ataque, Son comenzó a encontrar mantequilla derretida en la defensa del Pool y Eriksen, metido mucho más como medio centro tras la marcha de Sissoko, le dio fútbol a su equipo, algo que necesitaba como el comer. Pero el gol no llegaba, de ninguna manera. Y el que llegó fue el del Liverpool que sentenciaba el partido.

Los de Klopp andaban, literalmente, con el agua al cuello. Acongojados o incluso peor. Un equipo inerte. Asustadísimo. Pero en un despiste tras un córner, otra vez, Origi, otra vez, sentenció la final a dos del final. Minuto dos y a dos del final. Dos y dos no son cuatro, son seis. Las Champions que tiene el Liverpool. Enhorabuena. El año que viene, tocará arrebatarle el cetro al actual Rey de los Seis Reinos.