Este Real Madrid no tiene techo y tras empatar en casa contra el Valencia, sigue sin tenerlo. Entre otras cosas porque Asensio necesita ver el cielo para consolidarse como la estrella que ya es. Sin embargo, aunque parezca mentira, el partido de hoy se tuerce por un exceso de ambición.
Zidane fue uno de los mejores jugadores del mundo y se postula para colgarse la misma medalla en los banquillos, pero es de carne y hueso, como nosotros. Y digo esto porque el once que saca hoy al campo evidencia que ‘Zizou’ no es de ningún otro mundo, es del nuestro. Obligado a poner a Casemiro de central por las bajas, ha cometido el error humano de romper el equilibrio en la medular para alinear a todas las bailarinas que tan felices nos están haciendo en los últimos meses.
Esa decisión, bonita y ambiciosa como ninguna, ha cegado al equipo y a la afición durante la primera mitad. Al final, cuando tú ves la alineación y lees los nombres de Isco, Asensio, Modric y Kroos juntos, te sale esa risa tonta tan típica de la primera cita con la chica que te gusta. Lo último que te imaginas, en esa situación, es que algo va a salir mal. Y eso habrá pensado precisamente Zidane, pero cuando lo ha intentado remediar sustituyendo a «Magia» por Kovacic, ya solo le quedaban 45 minutos.
De todos modos, con más o menos bailarinas sobre el campo, tener a un Benzema disfrazado de Julio Salinas ha sido la crónica de una muerte anunciada. Hasta cinco ocasiones claras de gol ha fallado -todavía no sé cómo- el francés. Karim ha llegado embalado a esas zonas donde tiene que estar y normalmente nunca está, pero una vez ahí ha hecho de todo menos meter el cuero entre los tres palos. Como quien por fin decide salir a correr para comenzar la operación bikini y justo ese mismo día se le pone a llover.
Al final, no todos los días íbamos a tener ese sol radiante que salió hace unos meses por el Este y que todavía no se había puesto. Habrá días nublados, como hoy, y por hache o por be nos iremos a dormir con una sensación del todo amarga. Aunque os digo una cosa, ante problemas de insomnio, nada de relajantes musculares ni instrumentales de piano: a contar ‘Asensios’ como si de ovejitas se tratase.