RM 2 – 0 ESP: Isco saca dos conejos de la chistera

Dos goles del malagueño impulsan a un Madrid que tras el primer tanto sesteó en exceso. Cristiano y Asensio fueron los asistentes de los goles. Los de Zidane jugaron a un ritmo bajísimo

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No es lo suyo o eso nos decían, pero Isco crece tanto que todo lo que hace se ha convertido en un factor diferencial, en positivo por supuesto, para el Real Madrid. Dos goles del malagueño, dos conejos que sacó de su chistera, le dieron el triunfo al equipo de Zidane ante un Espanyol que metió el miedo en el cuerpo al Bernabéu. Porque el Madrid, en Liga, ha decidido jugar al trantrán y eso se paga. Se paga si no aparece la Magia, la de Isco, que lleva doce tantos ligueros durante 2017, más que ningún otro centrocampista.

El partido fue rarísimo. El Madrid salió como un huracán a por la portería de Pau e Isco, a los veinte segundos, desperdició un mano a mano ante el meta perico. Apenas minuto y medio después, de nuevo Isco puso a prueba los reflejos de Pau. Aquello parecía coser y cantar. El Espanyol sólo oponía orden ante el juego madridista, pero pese a que Cristiano y Asensio no estaban precisamente brillantes y que el eje Modric-Casemiro-Kroos se hacía más pesado que la mantequilla de cacahuete, el partido estaba controlado.

Achraf, que por fin debutaba, ponía el picante con sus incursiones por la derecha, un puñal que a veces acusa falta de temple, pero que llega y llega y llega y no deja de llegar. Cuando sus compañeros le comenzaron a ver, la cosa pintaba bien. Pero de repente marcó Isco, en el minuto 20, tras un sensacional pase de Cristiano en lo mejor que dejó en toda la noche, y el Madrid… El Madrid se durmió.

Como el conejo en la chistera, esperando su momento. El Espanyol, como hicieran antes Valencia, Levante o Betis, de repente se empezó a creer que podía arañar algo, por qué no. Primero, frenando en seco los avances madridistas a base de orden. Segundo, pisando el área de Keylor y viendo que no había cocodrilos. Y luego ya sí buscando el gol: tres avisos antes de ir al descanso, uno de ellos un remate al poste de Gerard Moreno. Y otro par más a la vuelta, menos contundentes.

El Madrid parecía eso, un conejo atemorizado, ni una muestra de desaprobación al mal juego del equipo pero éste tampoco carburaba, a ver si no va ser eso el problema. Cuando peor pintaban las cosas, con Nacho salvando como último hombre un error monumental de Ramos que casi le da el empate al Espanyol, Isco volvió a aparecer, ésta vez a pase de Asensio, para hacer el 2-0. El conejo había salido de la chistera. Isco había vuelto a hacer Magia. El Madrid había vuelto a conseguir tres puntos.

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Yo vi jugar a Del Bosque, así que llevo unos cuantos años yendo al Bernabéu. Socio desde 1986, mis recuerdos van ligados al Madrid del Di Stéfano entrenador, el de los cinco subcampeonatos, que me forjó en madridismo ante los malos tiempos, y al de la Quinta del Buitre, la poesía y las pelotas hechas fútbol. Desde 1996 dando la barrila en esto del periodismo deportivo, aunque hace años que es mi hobbie y no mi profesión.