EIB 1 – 2 RM: Cristiano y los servicios mínimos

Dos goles de Ronaldo le dan el triunfo al Real Madrid en Ipurua, de nuevo con el traje de LaLiga. Carvajal y Modric, excepcionales. Dmitrovic, portero del Eibar, cuajó un enorme partido

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ES él, ha vuelto. Demasiado tarde, porque el Madrid le echó de menos durante el otoño y el comienzo del inverno. Pero ha vuelto y siempre es para quedarse. Dos goles de Cristiano Ronaldo, uno de ellos un obús de cabeza a falta de seis minutos para el final, le dieron la victoria a los de Zidane ante el Eibar (1-2) en un partido en el que los blancos volvieron a vestirse con las enaguas de la Liga y no con el picardías de Champions, casi en servicios mínimos si no fuera por el luso, por Modric y por Carvajal. Tres puntos a la saca, y diez partidos para el final de Liga.

El Madrid dejó claro desde el primer segundo de partido, permitiendo al Eibar poner en aprietos a Keylor desde el saque inicial, que lo de París había sido eso, «lo de París», un partido de Champions, y que en Liga el cambio de cara para peor es tan evidente que sonroja. Sólo hubo tres futbolistas que se tomaron el partido realmente en serio: Carvajal, pese a sus limitaciones; Modric, que volvía tras lesión y fue el único que intentó construír; y Cristiano, claro, que este no hace prisioneros ni cuando juega contra sus hijos.

El Madrid saltó a Ipurua con un plan: pelotazo tras recuperación a Bale y Cristiano y que ellos se la apañaran. Tampoco es que el Eibar ofreciera mucho más que empuje, pierna dura, sudor y orden. Pero la cuestión es que cuando dos equipos, aunque se manejen en estratos tan diferentes, ponen diferentes intensidades al asunto, la cosa se iguala. Mendilibar podrá ser lo que sea, pero sus equipos tienen una seña de identidad: son inteligentes en el campo. Y gracias a esa inteligencia, todo estuvo igualadísimo salvo tramos muy concretos. Y cuando eso sucedió, aparecía un extraordinario Marko Dmitrovic para echarle el cierre metálico a la meta.

Al Eibar le faltaba puntería para poner en aprietos a Keylor, porque casi todo lo demás lo hacía bien, pese a sus limitaciones. Lo que no supo hacer fue atajar a Modric, que en una de las suyas encontró espacio para habilitar a Ronaldo en dos toques magníficos y el luso, control orientado y zurriagazo, no perdonó: 0-1 en cuatro toques. Y con esos cuatro toques el Madrid creció, y eso que Isco, Kroos y Bale tuvieron unas prestaciones bastante pobres durante el partido. El partido llegó al descanso con el Madrid mereciendo el segundo, pero pasó lo de siempre.

Otra vez el habitual sesteo, otra vez el equipo desenchufadísimo tras saltar de vestuarios, y Ramis anotó de cabeza tras córner el 1-1 en el 50. El partido se enredó pero sin dominador claro. El Madrid esperaba a que Modric cuajara una de esas jugadas que le pillan con todas las bombillas encendidas o a que Ronaldo enchufara alguna de esas que se saca de la manga. Los dos tuvieron ocasiones, con Dmitrovic en salvador, mientras Bale, en lo único digno de mención del partido, también pudo marcar. Keylor vivía entre sustos, hasta que Modric encontró a Carvajal a la derecha, el canterano centró al área y Cristiano clavó un cabezazo imperial, impresionante, un obús. Era el 1-2 en el 84. El partido se acabó ahí. Tres puntos al zurrón gracias a tres jugadores: servicios mínimos pero efectivos.