Es difícil decirle a un madridista afincado en tierras catalanas que este Clásico no vale un duro. Es intentar venderle una moto con pedales. Te va a decir que no, te pongas como te pongas. En Cataluña, un Barça-Madrid no entiende ni de alirones ni de quince puntos de distancia ni de descafeinados. No hay trámites que valgan. Kiev está muy lejos. Nueve menos cuarto de la noche. Camp Nou. Más que tres puntos.
Esa sensación se respiró anoche en el Hotel Fira Congress, donde se celebró el 36º aniversario de la Coordinadora de Peñas Madridistas de Cataluña. Más de 300 madridistas se dieron cita para continuar celebrando la hegemonía blanca en Europa. Un total de 60 peñas catalanas se vieron representadas en dicho acto, encabezados por miembros de la junta directiva del Real Madrid. No falló a la cita el vicepresidente, Eduardo Fernández de Blas, quien siempre ha tenido un compromiso intachable con el madridismo catalán.
En su discurso, además de agradecer la heroicidad que supone defender al Real Madrid en Catalunya, habló sobre el partido de esta noche. «Mañana jugaremos un partido importante y no tengo ninguna duda de que el equipo estará a la altura. Ojalá nuestros futbolistas puedan brindaros una victoria», dijo el vicepresidente. Después de la multitudinaria cena, se fotografió con todos los aficionados -uno por uno- junto a la ‘Orejona’ y el trofeo del Mundial de Clubes.
«¡Cómo sufrimos el martes!» era una de las expresiones que más se escucharon en las distintas mesas. Los éxitos del equipo no se entienden sin esas pequeñas fatigas que ningún club logra esquivar en la Copa de Europa. La ilusión de cara a la final ante el Liverpool es total, pero el partido de esta noche también es un aliciente. La gente tiene ganas de chinchar a su compañero de trabajo culé el lunes por la mañana, de ir al colegio con la camiseta blanca y que sus amigos le miren con rabia; y lo más importante, de vengar ese 0-3 en el Bernabéu que tanto daño hizo.