Ser del Real Madrid supone ser vikingo. Así definió maravillosamente a este club The Times, según cuenta la leyenda, en mayo del 60, tras conquistar la Quinta Copa de Europa. «El Real Madrid se pasea por Europa como antaño se paseaban los vikingos, arrasando todo a su paso». Hoy, los vikingos, las buenas gentes del Madrid, saben de qué selección son: de Islandia. De los vikingos. Los nórdicos se miden a Nigeria (17:00, Cuatro) en un partido en el que se decide el futuro de Argentina en el Mundial. Y eso de ver a Messi con sus patatas fritas en el salón de casa mientras se dilucidan los octavos de final pone mucho al madridismo. Cosas del nuevo fútbol de jugadores.
Las cuentas son meridianamente claras. Si gana Islandia, Argentina necesitaría un auténtico milagro para pasar a octavos: tendría que golear a Nigeria en la última jornada y esperar a que los nórdicos perdieran ante una Croacia que ya ha anunciado que hará rotaciones masivas en la última jornada. Si hoy en cambio gana Nigeria, tendría que derrotar a los africanos en la última jornada del grupo y esperar a que Islandia no ganara a Croacia. Si las dos selecciones empatan hoy, podría entrar en juego hasta la diferencia de goles. En chino para la albiceleste, en cualquier caso.
Pero decíamos que somos vikingos, brindando con hidromiel tras el sensacional partido de Croacia de ayer. Conviene no engañarse: Islandia es una modesta selección que tiene encandilado a medio planeta por su extraordinario desempeño, por su ardor guerrero, por no arrugarse, por no dar jamás su brazo a torcer. Pero no deja de ser Islandia. La selección de moda. La selección que tal vez apée a Leo Messi de una Copa del Mundo.
