Lopetegui está sentenciado y lo sabe, pero aún y así se sentará en el banquillo esta misma noche (21:00, Movistar Liga de Campeones) ante el Viktoria Plzen checo en la tercera jornada del Grupo F de la Champions). Da igual el resultado, aunque no ganar a los centroeuropeos sería un fracaso impepinable pese a que la clasificación europea no sería un imposible. El de Asteasu no tiene la confirmación de que llegará a Camp Nou ni ganando hoy: todo depende de cuándo se encuentre un sustituto con las premisas que maneja el Real Madrid.
Es un Julen mate en toda regla, una manera de prolongar la agonía de un entrenador en el que no confió el presidente jamás. Cada vez que a éste se le pela el cable y no le entra algo por los ojos, la cosa acaba en tortazo en la primera curva y encima llevándose a alguien por delante; a lo Lance Stroll, que se lo pregunten a Fernando Alonso.
Con el público del Bernabéu secuestrado y anestesiado sin que sea consciente de ello, hoy lo que se espera es lo que anteriormente se llamaba baño y masaje, pero que no es más que un «la están peinando», o en este caso «embalsamando». Por si acaso suena la flauta, Lopetegui ha entregado la cuchara aunque habrá que ver hasta qué punto. Si ante el Levante alineó de inicio a la delantera que le reclamaban, con Asensio y Mariano, ante el Plzen ha accedido a concentrar al equipo la noche antes, habrá que ver si pasa por el aro y fulmina definitivamente a un Keylor Navas que echa humo por las orejas y por lo que pudiera pasar se ha cepillado a Ceballos de la convocatoria para hacerle hueco a Vinicius a toda costa. Reguilón, Llorente y Valverde, los más débiles del eslabón y los que menos culpa tienen de todo por mucho que Isco señale a todos los jugadores, vuelven a quedase fuera, como el lesionado Carvajal.
