Antonio Maceda: la rodilla maldita

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Tradicionalmente los dos grandes campos gallegos, Riazor y Balaidos, han sido escenarios complicados y duros para las visitas del Real Madrid en Liga. En Riazor fue histórica la serie de mas de tres lustros seguidos sin victoria blanca, así como en Balaidos, donde hasta la llegada del Siglo XXI el Madrid tan solo fue capaz de ganar nueve veces en cuarenta visitas. Este último estadio, que cumplirá 90 años en diciembre, es el recinto que visitará el Real Madrid este fin de semana, por lo cual vamos a aprovechar para recordar un Celta-Madrid de los años 80 marcado por la polémica y por una reaparición de un histórico del fútbol español tras una grave lesión: Antonio Maceda.

La cómoda Liga del 88

El Real Madrid afronta el inicio del mes de abril de 1988 con una renta cómoda en la Liga: le saca seis puntos de ventaja a la Real Sociedad (la victoria aún valía dos puntos) y trece a Athletic y Atlético. Para localizar al Barsa hay que mirar con prismáticos, está a 22 puntos. La jornada liguera del 2 de abril mejora la ventaja. La Real cae en Balaidos y el Madrid vence 0-2 fuera al Mallorca. Cuatro días después llegan las semifinales de la que puede ser la Copa de Europa perfecta. Tras Nápoles, Oporto y Bayern aparece por Chamartín el PSV Eindhoven. Por el vértigo de una cercana final, un exceso de confianza o lo que fuera, pero el caso es que el Madrid autoritario de la Liga no hace acto de presencia en Chamartín y, pese a ponerse por delante a los cinco minutos, juega el peor partido de la temporada en el peor momento posible. Como diría Leo Beenhakker, jugaron con prisas, sin orden y sin ideas, más con el corazón que «con el cerebro«, lo que abrió la posibilidad a que el PSV empatara 1-1.

El Madrid afrontaba dos semanas con cierta tranquilidad para encarar la vuelta. En casa se derrota al Logroñes por 2-0, con la historia chilena de Hugo Sánchez que tanto dio que hablar, mientras que la salida previa a Eindhoven tiene lugar en Vigo. La disyuntiva esta presente: el Madrid mantiene ocho puntos de ventaja quedando 16 en disputa, al tiempo que le tocaba afrontabar un partido de vuelta vital para alcanzar la final de la Copa de Europa en Stuttgart. Beenhakker prefirió apostar por lo segundo, consciente de que el titulo liguero era cuestión de tiempo.

El partido se adelanta al sábado y el holandés anuncia una convocatoria en la que deja fuera a nueve titulares y convoca a cinco jugadores del Castilla (Aragon, León, Mandía, Santi y Aldana), lo que sienta bastante mal en Vigo al pensar que se hacia de menos a los celestes. Beenhakker decía que su obligación era pensar en la entidad, por lo cual primaba el encuentro europeo. Pese a que no se llenó Balaídos, presentó un gran entrada que expresó con una gran bronca la alineación madridista: Ochotorena, León, Mandía, Mino, Camacho, Aragón, Aldana, Maqueda, Jankovic, Paco Llorente y Santillana. Tal mal sentó este once que incluso el alcalde de Vigo, el socialista Manuel Soto, se permitió el derecho de arremeter en el palco contra los dirigentes madridistas presentes, a los que acusó de haber llevado a Balaidos un equipo impresentable.

Puede que el once no fuera el mejor, pero lo cierto es que el Madrid plantó una maraña en el centro del campo que, junto a una buena defensa, anuló por completo a un Celta que hizo un mediocre partido. Al Madrid le faltó más mordiente en ataque y, a excepción de un disparo de Mandía desde mas de 30 metros que dio en el larguero, no tuvo mucho mas peligro. El marcador no se movió y el Celta malogró su oportunidad de derrotar a un Madrid reserva. La nota emotiva del encuentro tuvo lugar a falta de quince minutos cuando el canterano Maqueda dejo su puesto a Antonio Maceda, quien volvía a disputar un partido oficial después de mas de dos años sin jugar al fútbol.

El publico celeste, que recordemos abroncó al Madrid, dedicó aplausos la primera vez que el defensa blanco tocó el balón durante el partido. Al final del partido el madridista se expresaba con gratitud: «Para mí ha sido una gran alegría volver a vestirme de corto en un partido oficial. Ha supuesto uno de los días mas grandes en mi vida, una satisfacción personal después de mucho trabajo, de entrenar solo. Sólo yo se lo que he pasado. Estoy tremendamente satisfecho de haber vuelto, sobre todo por la emoción de un publico que se ha volcado conmigo«. ¿Como es posible que un central de su solvencia, calidad y trayectoria llevara dos años sin jugar?. Echemos la vista atrás y recordemos la historia de este gran defensa.

Su llegada al Madrid

La llegada de Ramón Mendoza a la presidencia en mayo de 1985 conllevó una gran revolución en el Real Madrid. Para devolver a los blancos a la cúspide nacional optó por dar varios golpes de efecto fichando a tres de los mejores jugadores que jugaban en España: el mexicano Hugo Sánchez y los españoles Gordillo y Maceda. Este último, a mediados de junio, fue la primera de las tres grandes presentaciones, alrededor de la cual se generó una polémica ya que el mismo día de la presentación del central se hacia píblica la dimisión de Pedro Antonio Martín Marín, mano derecha de Mendoza en la recién elegida junta directiva. Entre bambalinas se aseguraba que dimisión y fichaje iban de la mano, así como diversas cuestiones de las cuentas del club respecto a la anterior directiva de De Carlos, Martín Marín era un hombre cercano a ellos. Polémicas aparte, lo cierto es que el fichaje era un gran golpe de efecto, puesto que Maceda era un experimentado central que acumulaba diez años en el Sporting y una treintena de partidos con la selección española. El Sporting necesitaba dinero y temía que, próximo el final del contrato de Maceda, no pudiera hacer caja. Mendoza presentó una oferta y Vega-Arango, presidente sportinguista, no tardó en cerrar el trato.

Maceda firma su contrato con el Real Madrid en presencia de Mendoza.

Antonio Maceda había nacido a mediados de mayo de 1957 en el Puerto de Sagunto, al norte de la provincia de Valencia. Jugando desde crio en el colegio Nuestra Señora de Begoña, no tardo en pasar como juvenil al CD Acero, donde compartió vestuario con su hermano Fernando. Su evolución fue ascendente y motivo que un histórico ex delantero valencianista de la postguerra, Edmundo Suarez ‘Mundo’, se fijara en él. Éste era el seleccionador juvenil valenciano y convoco en varias ocasiones al rubio de Sagunto para que jugara con la selección regional.

La progresión en el CD Acero fue continua y de juveniles paso al equipo profesional, donde ya recibía un modesto suelto. Sin embargo la joven perla iba a emigrar en breve. Mundo recomendó a Maceda a otro histórico y ex compañero suyo del Valencia, Bernardino Pérez ‘Pasieguito’, quien por aquel entonces entrenaba al Sporting. Éste pidió su incorporación al club y los rojiblancos acabaron fichando al joven central. No obstante su llegada a Gijón se vio ensombrecida poco tiempo después, en gran parte por la destitución de su valedor, quien fue remplazado por el francés Pierre Sinibaldi, por lo cual no llegó a debutar esa temporada.

Tras un año en blanco, la llegada de Vicente Miera al banquillo de un Sporting descendido a Segunda supuso una bocanada de aire para el central. Desde octubre de 1976 y durante las siguientes temporadas empezaría poco a poco a hacerse un hueco en el once titular. Por desgracia la racha se trunco de raíz con una serie de lesiones que hicieron de 1979 un año para olvidar. Primero el menisco, mas tarde una infección pulmonar y una inmediata fractura de maléolo hicieron largas sus ausencias con la camiseta rojiblanca. Tras ese paréntesis volvería a ser un fijo en el once y en las siguientes cinco temporadas jugaría mas de 150 partidos ligueros con la zamarra gigonesa, donde acabaría siendo capitán del equipo. Su valía, decisión y buen juego provocaron que fuera convocado por primera vez con España para la histórica victoria ante Inglaterra en Wembley de 1981.

Tras diez temporadas en el Sporting, y con 28 años, llegaba la gran oferta madridista que Maceda no pudo ni quiso rechazar. «Pienso que la máxima aspiración que puede tener un futbolista es fichar por el Real Madrid. Cuando te hablan de lo bonito que es pertenecer a esa entidad te preguntas, ¿será verdad todo lo que dicen del Madrid? Cuando estas dentro, cuando perteneces al club, te das cuentas que se quedan cortos los que tantos elogios y alabanzas definen al Madrid. Y lo digo como lo siento«, decía el jugador. En su primera campaña fue un fijo en la defensa del equipo de Molowny. Junto a Chendo, Camacho y Sanchís jugo como titular 25 de los 28 primeros partidos ligueros hasta que una lesión le hizo parar.

Primeras alarmas

En Sevilla, a finales de Febrero del 86, en un golpe con Moisés se lastima su rodilla derecha y tiene que descansar en el partido copero entre semana ante el Celta en Chamartín. Como quiera que la Liga estaba en juego, aunque el Madrid afrontaba las ultimas ocho jornadas con seis puntos de ventaja, el concurso de Maceda era importante para el equipo por lo cual volvió al once en Alicante ante el Hércules. Sin embargo no pudo acabar el partido dado que la rodilla continuaba con molestias. Con 0-3 en el marcador Molowny le cambió por Santillana, con el partido cerrado.

Antonio Maceda en accion.

Además de la Liga y Copa, el Madrid también estaba vivo en la Copa de la UEFA y tras Alicante tocaba turno europeo en el Bernabéu ante el Neuchatel. El conjunto suizo llegaba a Chamartín con un exmadridista muy querido por la afición en sus filas: Uli Stielike. Precisamente la llegada de Maceda servía para cubrir la baja del alemán, al que Mendoza no quiso renovar para liberar la ficha de extranjero (por aquel entonces solo se podían tener dos en plantilla) ya que este quería mantener en el equipo a Jorge Valdano y fichar al mexicano Hugo Sánchez.

Mientras, la rodilla del valenciano seguía con molestias. El propio jefe de los servicios médicos del Real Madrid, el doctor Herrador, reconocía que le preocupaba la rodilla del central y que se si volvía a resentirse habría que someterle a una artroscopia. La exigencia liguera y el próximo duelo ante el Barcelona, donde si el Madrid ganaba dejaba prácticamente sentenciada la Liga, hicieron que Molowny apostara por Maceda en la titularidad. Este no defraudo e hizo un buen partido, al que coronó con el gol del empate que hizo que el Madrid despertara del letargo al que le había sometido el Barsa de Venables, y diera la vuelta al marcador para vencer por 3-1 y tener medio titulo en la mano. A la salida de vestuarios Maceda se sinceraba con la prensa: «Estoy encantado con el triunfo, pero no puedo evitar el pensar que me voy a perder el final de la Liga. El martes tengo cita con los doctores y lo mejor es que me he encontrado perfectamente«.

Los dichosos meniscos

Como se temía el valenciano, la operación era inminente. Bajo las manos de los doctores Herrador, Guillen y Madrigal pasó por el quirófano, donde al abrir su rodilla se encontraron con algo inesperado: los dos meniscos de la rodilla estaban parcialmente rotos. Sin embargo y al haber sido una artroscopia, la recuperación seria corta y se esperaba su vuelta en un mes a los terrenos de juego, suficiente para afrontar los últimos partidos ligueros y estar listo de cara al Mundial de México. Los plazos se cumplieron y Maceda volvió en Vigo, donde el Madrid derroto fácilmente por 1-5 a un Celta ya descendido. El central jugaría el resto de la temporada aparentemente con normalidad, colaborando en la victoria de la final de la Copa de la UEFA ante el Colonia alemán.

Maceda, en el centro de la imagen, antes del partido España-Brasil del Mundial-86.

En el horizonte aparecía ya el Mundial de México-86 donde Miguel Muñoz, seleccionador nacional, convocó a Antonio Maceda. Brasil, Irlanda del Norte y Argelia eran los rivales en primera ronda, con la fecha del primer día de junio como estreno ante la Canarinha. Maceda juega los 90 minutos aparentemente sin problemas y participa en la derrota 1-0 ante Brasil en el famoso partido con el gol de Michel, que se pese a botar dos palmos dentro de la red no fue visto por el arbitro, el australiano Bambridge. Como suele ser habitual las desgracias nunca vienen solas y dos días después del partido salta la noticia: Maceda está lesionado. Al valenciano le detectan una derrame sinovial con repetición en la misma rodilla de la que fue operado: la derecha. La perplejidad es manifiesta máxime cuando el Doctor Guillén, médico de la selección, declara que no se había recuperado bien. El jugador puntualizaba que él había llegado en perfectas condiciones y que había jugado el final de temporada sin problemas, lo mismo que aseguraba el cuadro medico madrista.

Desde ese momento empiezan todo tipo de cábalas sobre lo que ha sucedido. Se recuerda un choque de Maceda con  Calderé durante los entrenamientos, se especula con la permanencia de un trozo de menisco dentro de la rodilla o que la rodilla tiene una atrofia en el cuádriceps derivada por el tiempo de baja. La sospecha había surgido cuando Maceda entrena con chándal largo, pese al enorme calor existente en la concentración, ya que se quería ocultar el vendaje que éste llevaba en la rodilla. Con el pastel descubierto se constata que Maceda no podrá seguir jugando el campeonato, lo que a Muñoz le crea un gran problema al no tener un sustituto puro para él, si acaso entre Goicochea y Camacho tendrán que suplir los puestos de centrales. Esto causa extrañeza, puesto que Muñoz ni siquiera tuvo en cuenta el riesgo que tenia Maceda al forzar la máquina. La lesión causa ciertas desavenencias entre el seleccionador y el central, ya que Muñoz sospecha que el defensa estaba al tanto del problema y se lo ocultó.

Maceda no permanece mucha más en la concentración de México, ya que Mendoza presiona para que vuelva a Madrid y sea revisado por los galenos blancos. El propio central, afectado por lo sucedido, anuncia el fin de su carrera en la selección española. En Madrid se le practican nuevas pruebas y los médicos blancos vuelven a insistir que llego perfectamente a la concentración y que es probable que el golpe con Calderé tuviera parte de culpa. Maceda pasa nuevamente por quirófano y los galenos encuentran la rodilla peor de lo que esperaban, ya que le observan un edema en el cartílago y una sinovitis reactiva, achacándolo en parte al golpe y en parte a una sobrecarga por el sobresfuerzo en la concentración. Tras la operación se especula con que el jugador estará disponible para la presentación blanca a mediados de julio, aunque siempre con precaución.

Portada del Boletin del Real Madrid (Febrero de 1987).

Comienza el drama

Sin embargo la realidad es bien distinta. Maceda no estará presente en la puesta de largo de la plantilla para el comienzo de la temporada 86-87, ya que las secuelas de la lesión son más serias de lo pensado. La recuperación no marcha por buen camino y a mediados de octubre de ese año se le vuelve a intervenir para extirparte el trozo del menisco externo que aún le quedaba en la rodilla derecha. Maceda sigue con el lento proceso, apoyado por su familia, cuando empiezan las voces que insinúan su posible retirada derivada de esta lesión. Tanto los médicos como el jugador lo niegan rotundamente, y éste solo piensa en volver. En febrero de 1987 la revista oficial del Real Madrid lleva a su portada al central blanco, con un frase deseosa: «Maceda, pronto», a mediados de marzo el central comienza a entrenar en la Ciudad Deportiva, pero todo es un espejismo, ya pada colmo durante la última intervención, la de octubre del 86, contrae un virus en el quirófano que le afecta a la propia rodilla, lo que se detecta en el primer trimestre de 1987. El central pasara la temporada en blanco sin jugar ni un solo minuto. Al final de esta misma temporada la jugadores internacionales del Real Madrid dirigen un escrito a la Federación pidiendo que ésta se haga cargo de la merma de ingresos de los jugadores blancos lesionados con la Selección, ya que ademas de Maceda, Gordillo también cayó lesionado en México, con posteriores recaídas, y posteriormente le tocaría a Camacho en Bucarest ante Rumania. Como quiera que los jugadores blancos tenían primas por partido disputado y ganado (a día de hoy solo las tienen por titulo), el estar lesionado hacia que no pudieran obtener dichas primas, lo que en el caso de Maceda significaba haber perdido todas las del año cuando lo mas probable era que hubiese sido titular indiscutible en la mayoría de partidos. Los internacionales clamaban por su indefensión ante la posibilidad de caer lesionados jugando con España. Finalmente el Madrid también reclamó a la Federación los gastos de salario y primas que pagaba al jugador.

Acaba 1987 y Maceda continua entre médicos y rehabilitadores. Con la llegada de 1988 la cosa mejora. Maceda vuelve a entrenar y se valora la posibilidad de que juegue partidos con el Castilla, hecho que finalmente se desecha. Finalmente, en primavera se le da el alta medica y esta listo para jugar. Con la buena marcha del equipo y el envite de Eindhoven, Beenhakker lo lleva a Vigo donde vuelve a jugar casi dos años después de aquel partido ante Brasil. Volvería a entrar en la convocatoria con la visita del Real Murcia, ya con un Madrid campeón de Liga, y Beenhakker le hará jugar la segunda parte en el Bernabéu. Maceda no desentona y se nota sin problemas en el campo, aunque por decisión técnica no volverá a jugar esa temporada.

Recuperacion de Maceda en la Ciudad Deportiva

A palos con Beenhakker

En la pretemporada de la 88-89 Maceda sigue sin problemas e incluso juega un par de partidos amistosos en la pretemporada de los Países Bajos. Sin embargo, pronto desaparece de las alineaciones e incluso de las convocatorias estivales. Mediado el mes de agosto el valenciano explota: «No entiendo que no tenga ninguna oportunidad con el mister. Tengo toda la confianza en mí mismo, pero me falta la suya. Yo tengo una categoría dentro del futbol y este señor en este momento esta respetando muy poco como jugador y persona. No puede tratarme como a un chiquillo y decirme tonterías para que me calle«. Beenhakker, para que el los trapos sucios se debían lavar en el vestuario, tarda unos días en contestar pero finalmente lo hace y tampoco deja indiferente a nadie: «Lo que dice es falso. Existe un acuerdo entre técnicos, médicos y jugador en el que ha quedado claro que Maceda no esta en condiciones para jugar. Lo siento mucho pero es así. No tengo nada contra él, al contrario. Le he visto trabajar y sufrir durante dos años de una forma impresionante. Es digno de elogio. […] Aun tiene una atrofia en la pierna que ha de curar. Estamos tratando de buscar soluciones«. Como quiera que parecía que el central no estaba al cien por cien, o al menos así lo entendían entrenador y médicos, Maceda siguió con el alta medica pero sin contar para el entrenador, que por otro lado había fichado en el verano a Tendillo para cubrir su puesto. Los meses siguieron pasando y las molestias continuaban. A final de año Maceda pide permiso al club para que médicos extranjeros que no supieran ni hubieran visto nada de su rodilla revisen su caso, den una segunda opinión y vean si tiene solución. Al mismo tiempo, empezaba a comprender la dificultad real de volver y se planteaba el llegar a los tribunales de la Seguridad Social para solicitar una pensión por invalidez permanente.

Tras ser inspeccionado y revisado por un prestigioso medico francés, este le dice que la rodilla está mal y le recomienda que abandone no solo el futbol sino incluso los entrenamientos. El valenciano, apesadumbrado, decide no insistir y en rueda de Prensa confirma lo previsible en abril de 1989. «La rodilla me ha ganado» es la frase lapidaria con la cual anuncia su retirada como futbolista profesional. Maceda reconocía todo lo que había sufrido y que desde hacia un tiempo, pese a tener el alta médica, había comprobado como cada vez las molestias eran mayores e iba a peor. El central habla con Mendoza, quien había renovado al central por un año mas, y éste le confirma que seguirá en el club hasta finalizar el contrato. Éste reconocía que los médicos blancos conocían la situación real de la rodilla en los últimos meses y que no se opusieron a que consultara al especialista, aunque se imaginaban lo que este le iba a transmitir. De esta triste manera y tras apenas jugar 60 minutos oficiales en casi tres años, Maceda abandona el futbol tras cuatro temporadas vestido de blanco dejando la incógnita de que hubiera podido pasar si el bravo central hubiera estado en buenas condiciones.

Rueda de prensa en la que anuncia su retirada Antonio Maceda

 

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Con mi Insignia de Plata en un lugar privilegiado e intentando llegar a la de Oro, nada se puede comparar a la 7ª cuando uno ha sufrido todas las decepciones europeas de la segunda mitad de los 80. Abuelo, lo que hubieras disfrutado con los 11 de blanco, ya tenemos el doble de Copas de Europa desde que te fuiste y aquí seguimos, disfrutando y recordando a todos aquellos que de una u otra manera han hecho posible que seamos lo que somos.