RMB 93 – 94 FCB: La final de la no canasta

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Voló la Copa (93-94), tras un esperpento arbitral digno de una comedia casposa. Dos errores de bulto de los colegiados en el último medio minuto de la prórroga de una final de Copa apasionante, en la que ganó el Barcelona porque el Real Madrid dejó ir una ventaja de hasta 19 puntos tras desconectarse incomprensiblemente en el arranque del último cuarto. Una falta grosera de Randolph a Singleton no pitada permitió al Madrid llegar uno por arriba a falta de cuatro segundos para el final, pero un fallo de Tomic en el último tiro fue incomprensiblemente dado como válido por nadie puede saber muy bien qué. Y el Barcelona campeonó con una no canasta en el último segundo de partido.

El partido comenzó complicado, y mucho, para los de Laso. Después de un 7-5 de salida con un Campazzo dominante, las imprecisiones del Madrid hacen que el Barcelona meta un 0-9 de parcial con un juego interior poderoso. El Madrid abusó del triple, pero sin Carroll sobre el parqué sus porcentajes no son los mejores. Pese a todo, del 7-14 se pasa a un 12-16. Laso tira entonces de Rudy, que aporta energía al equipo, pero no logra evitar que cuando acaba el primer parcial el equipo de Pesic se marche cuatro arriba: 16-20, con un Barcelona que tiró de oficio.

El segundo cuarto comienza con Taylor aportando, pero un par de decisiones arbitrales cuestionables contra Tavares propician la escapada barcelonista: 19-25. En ese momento, Llull empieza a entonarse y el caboverdiano impone su fortaleza defensiva. El Madrid crece defensivamente, pero sigue atascado en ataque. Pese a todo, consigue igualar el encuentro: primero 33-33, con Pangos imponiendo el ritmo del partido y los árbitros siendo excesivamente parciales a favor del equipo de Pesic: todas las decisiones críticas favoren al Barcelona. Pasos, faltas en ataque, faltas no pitadas….. Un palmeo de Ayón sobre la bocina deja las cosas en tablas en el descanso: 35-35 y todo por decidir.

El tercer cuarto es el cuarto de Causeur. El francés anota cinco puntos consecutivos pero, más allá de su aportación ofensiva, donde de verdad aporta es en lo anímico. El Madrid comienza a poner tierra de por medio, 45-39 en el minuto 23, y Randolph abre brecha real con un triple un minuto más tarde, 49-41. Los de Pesic no sabían eludir la tela de araña defensiva de los de Laso, y era el momento de romper el partido ante un Wizink entregado. Campazzo huele sangre y con sus penetraciones destroza a un Barcelona roto, 58-39. El resultado al final del tercer parcial, 60-46, no dejaba dudas de la escabechina madridista en esos diez minutos.

Todo cambió en el arranque del último cuarto: el Madrid se fue del partido inexplicablemente, con Llull en vestuarios por una brecha en la cabeza y Rudy renqueante por un golpe, y la defensa blanca permitió cuatro triples consecutivos del Barcelona. Los de Pesic, en cuatro minutos, recortan y se adelantan, 61-63. El Madrid estaba completamente atascado en ataque, pero su nivel en defensa es aún peor; el Barcelona, con un Heurtel hiperventilado, se desata: 0-17 de parcial.

Causeur rompe la dinámica y logra que el Madrid retome el pulso al encuentro, 67-65. El francés es el autor de las tres primeras canastas en juego de los blancos en el último cuarto. Un triple de Llull, reingresado en el campo, da aire a los blancos, 70-66, pero Kuric responde inmediatamente con otro y Heurtel sigue martilleando sin cesar, una canasta de dos y un triple: 70-74 a falta de dos minutos y medio. Al último minuto se llega en 73-76 y bola para el Barcelona tras unos pasos de Randolph.

Pangos no acierta un triple, pero Tomic recupera el rebote y el Barcelona vuelve a desperdiciar sin anotar. A falta de cinco segundos, y sin que el marcador se haya movido, Hanga comete personal sobre Campazzo, que tiene tres tiros libres pero falla el último: 75-76 y dos tiros para Claver. Falla el primero y la cosa queda en 75-77 a falta de 4,3 segundos para el final del cuarto cuarto. Llull, sobre la bocina, llevó el partido a la prórroga con una canasta tras penetración. Pesic no forzó la falta ganando de tres y ese error táctico llevó el encuentro al tiempo extra.

El Barcelona, con triple de Claver, fue el primero en abrir distancias en esa prórroga: 79-82. El encuentro se mantiene igualado a base de tiros libres y Randolph, con un mate, pone al Madrid uno arriba, 85-84, y luego Campazzo estira la distancia con una canasta de dos: 87-85 a falta de dos minutos. Dos libres de Heurtel y otro de Pangos ponen al Barcelona uno arriba (87-88) con 76 segundos por jugarse. Llull falla un triple en el ataque siguiente y un mate de Tomic a falta de 40 segundos amplía la distancia de los de Pesic a tres: 87-90, pero el Madrid logra llegar uno por delante a la última jugada del partido, tras la falta escandalosa de Randolph a Singleton no pitada. El tiro de Tomic y la compensación arbitral por el error anterior ya están en la historia negra del baloncesto español: los árbitros destrozaron un partido precioso que se acabó llevando el Barcelona. Ahora, a levantarse y a seguir.

 

 

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Madridista desde pequeñito, solo podía ser seguidor del mejor equipo del mundo; bastantes desgracias tiene la vida como para llorar por el deporte y ser fan de un equipo perdedor. Como lo mío no era precisamente ganarme las habichuelas jugando al baloncesto, decidí que lo mejor era verlo desde el otro lado de la barrera, y qué mejor forma que narrar los éxitos del Real Madrid de baloncesto. Mis referentes ligados a este deporte, sin lugar a dudas, han sido la plata olímpica de los Ángeles 84, el colegio San Viator (de donde salieron gigantes como Juan Antonio Corbalán y Carlos Jiménez) y mis hermanos mayores. Después de varios trabajos y alguna estancia en Irlanda decidí sentar la cabeza y ahora presto el mejor servicio al ciudadano desde mi posición de funcionario de la Comunidad de Madrid. No cuajó la opción de ser coordinador de cheerleaders, pero os dejo una foto ellas para que veáis que al menos lo intenté...