RM 3 – 1 EIB: El Madrid se pone en cuarentena

0
-publicidad-

Era el primer test con fuego real tras la pandemia, y el Real Madrid se puso voluntariamente: quiere esta Liga y la va a tratar de pelear, pero tras un primer tiempo loable, en el segundo volvió a resucitar fantasmas. Si lo recuerdan, en el último partido antes del confinamiento dejó una lamentable imagen ante el Betis. Los de Zidane se dieron un festín a costa del Eibar en el primer tiempo sin necesidad, además, de hacer un esfuerzo físico o mental inhumano, pero en el segundo el equipo se dejó llevar tanto que durante muchos minutos estuvo a merced del equipo de Mendilibar, mientras el físico, como el mal desodorante, abandonaba a los chicos de blanco.

No había dado tiempo ni a ajustarse las gomas de la mascarilla cuando el Madrid ya iba ganando. Una jugada algo embarullada de Benzema acabó con el balón en los pies de Kroos, que impulsó el esférico en una parábola imposible para Dmitrovic. Era el minuto cuatro y el Eibar, que había iniciado el encuentro con presión muy adelantada y con Orellana correteando como un polvorilla intentando liarla, se había llevado el primer trompazo en la primera llegada del Madrid.

No imaginaba la que le esperaba. Proque el Madrid marcó en sus tres primeras llegadas. Pim, pam, pum. Como para hacer efectivo, al fin, eso de que el equipo gana porque tiene pegada. Esta vez fue así. Con Benzema disfrazado de camarero, repartiendo por todas las mesas,  y Hazard siendo el centro de atención de todo el equipo (quedó claro que activarle para el tramo final de Liga y quién sabe si la Champions es esencial), el Madrid jugó metido en su campo y buscaba las contras por banda, sobre todo de Rodrygo. Un par de veces estuvo a punto de quedarse uno contra uno con el meta armero, sin éxito, hasta que Ramos hizo de Ramos para marcar el segundo: estábamos ya en la media hora y era el segundo remate de los blancos. Recuperación del capitán madridista en tres cuartos, veloz incorporación al ataque y gol a placer empujando en área pequeña un pase de Hazard.

Poco después, Marcelo anotó el tercero aprovechando un rechace de Dmitrovic a remate de Hazard. El brasileño se arrodilló y subió el puño al cielo en la celebración, black lives matter en el equipo blanco que presume de no inmiscuirse en política, pero él sabrá si el gesto, loable si no tuviera las connotaciones que implica, le beneficia o no cuando todos los cañones de la directiva y sus palmeros le señalan.

El 3-0 al descanso pareció dejar el partido visto para sentencia, y el Madrid aprovechó para su rato habitual de siesta, hay tradiciones que nunca cambian sean en el Bernabéu o en el Di Stéfano. Zidane decidió probar a Mendy de lateral derecho y el Madrid, ay, se desmadejó defensivamente: Courtois sacó con dos buenas paradas sendos remates a Edu Expósito y Enrich, y Paulo Oliveira se encontró con el poste justo antes de que un balón rebotado en Pedro Bigas permitiera a los vascos anotar el 3-1 y Zidane diera descanso a Hazard y a Ramos, tocados en tobillo y muslo respectivamente, mientras Marcelo aguantaba renqueante sobre el campo, consumiendo glucosa como quien devora cerezas.

Aquello no era ya una siesta, sino algo más. El Madrid había perdido toda energía y necesitaba un desfibrilador para recuperar el pulso, un desfibrilador que no era de la marca Bale, porque el galés jugó un ratito y lo hizo con esa pasividad suya tan de golfista. Podría haber sido marca Vinicius, pero el brasileño anduvo con menos chispa que otras veces e igual de fallón. El equipo blanco estaba tan fuera del partido que Casemiro flirteó con la expulsión porque hizo tres tackles en todo el partido y a los tres llegó tarde. En el primero vio amarilla y en las otras se libró por los pelos. El Eibar, eso sí, tampoco daba para mucho más. Alguna llegada suelta a balón parado pero los tres tantos blancos del primer tiempo eran una losa demasiado pesada que no pudieron levantar, sobre todo para un equipo que anda en otras guerras. Los tres puntos se quedaron en casa pero el Madrid está en cuaretena: el del primer tiempo recibiría el alta mañana mismo, pero el del segundo necesita unos cuantos días más para ver su evolución.