RM 1 – 0 GET: Ramos pide cita en Cibeles

0
-publicidad-

Sergio Ramos desde el punto de penalti decidió llamar a la Cibeles tras una noche de perros y reservó mesa con la Diosa del madridismo: hay mesa disponible, ahora se trata de no perder el taxi (o el Cabify, que no se me enfade nadie). El Real Madrid, lentísimo y espeso, pasó las de Caín para doblegar al Getafe (1-0) en el Di Stéfano y consolidar su liderato liguero, cuatro puntos de ventaja ya, y lo hizo en un ramalazo de Carvajal, uno de los que peor día pasó pero que obtuvo su recompensa provocando el penalti que le dio el partido a los blancos, que andan ya con ese aura de que esta Liga no se les escapa.

Se llevaban diecisiete segundos de partido y Timor vio una amarilla por una entrada sobre Isco. No fue una tarjeta de visita del Getafe de Bordalás, como quisieron ver muchos, sino una de las poquísimas concesiones que el equipo azulón se permitió en el primer tiempo. Porque los del Sur de Madrid bordaron su propuesta durante los primeros veinticinco minutos de encuentro: presión adelantadísima, forzando a que todos los jugadores del Real Madrid recibieran de espaldas y sin tiempo para pensar, y recuperaciones fulgurantes buscando, en un toque, a Cucurella y a Jaime Mata.

Zidane erró en el planteamiento y pareció no haber pensado en que el Getafe siempre, juegues como juegues, te va a obligar a jugar justo a lo contrario, explorando terrenos desconocidos y poniéndote de los nervios. Poner a Isco ante el Getafe es como poner a Marc Márquez a ganar el Mundial de motos con un triciclo: no hay velocidad suficiente para optar a nada. Modric, además, anduvo muy desatendido en defensa (mejor en ataque, eso sí) y Carvajal estaba desbordado: si Cucurella es un dolor de cabeza, porque el chico es muy bueno, por su banda se colaba como Pedro por su casa Mathías Olivera. Y el canterano blanco sufrió lo indecible sin que Zizou supiera taponar la hemorragia. Mientras, Bordalás, con el doble lateral Damián Suárez-Nyom, dejó a Vinicius y a Mendy casi en simple anécdota. Y fue casi porque ambos hilvaranon la única jugada meritoria de ataque de los blancos en el primer acto, que acabó en paradón de David Soria a remate del brasileño.

Courtois, por su parte, también había salvado a los blancos al filo de los diez minutos, con una estirada sobrenatural tras rebote en Etxeita de un cabezazo defectuoso de Maksimovic. La pausa de hidratación le vino bien al Madrid, que al menos recuperó el control del juego con un Getafe algo más bajo en la presión, con el físico ya tocado. Pero lo único que consiguió fue manejar el esférico, sin profundidad, sin velocidad y sin ideas.

El arranque del segundo tiempo fue aún peor para los blancos: el Getafe encerró al Real Madrid en su campo, aprovechando los enormes problemas para sacar el balón jugado de los blancos pese a que Zidane incrustó a Kroos entre los centrales para camuflar las limitaciones de Militao (que salió en el primer tiempo por un Varane conmocionado por un pelotazo). Hasta el minuto 58 no llegó a la portería madridista, con un disparo de Modric que salió a centímetros del poste izquierdo del Getafe tras rebotar en un defensor. Inmediatamente después, un error infantil de Mendy casi le concede el 0-1 al Getafe. No, aquello no iba a ser nada fácil, como demostró el hecho de que Zidane hiciera tres cambios de una sola vez, algo histórico: Valverde, Rodrygo y Asensio de un tirón al verde.

Los cambios le vinieron bien al Madrid, y al Getafe mal el cambio de Cucurella por Hugo Duro. Carvajal, que había pasado un partido de perros en su banda, recibió un balón magnífico de Benzema por su costado, recorrió la banda, se internó en el área y Mathías Olivera le derribó claramente. El mejor regalo después de dos camiones de hiel. Ramos no perdonó desde el punto de penalti y citó al Real Madrid con Cibeles: cuatro de ventaja, cinco partidos por jugar. Pero que nadie se engañe: hay que mejorar, y mucho, para que nos vengan a recoger para esa cita en Cibeles.